CLEVELAND. El base Kyrie Irving y el alero LeBron James, las dos figuras de los Cavaliers de Cleveland, que decidieron el quinto partido de las Finales de la NBA con 41 puntos cada uno (algo histórico como dupla), admitieron al regresar a casa que repetir lo conseguido la noche del lunes, en Oakland ante los Warriors, será algo muy difícil.
Ambos respondieron con el partido de su vida en Finales; de no haber sido así, ahora ya estarían de vacaciones en lugar de prepararse para el sexto duelo, que también será de vida y muerte, ya que los Warriors de Golden State tienen ventaja de 3-2 en la serie que disputan al mejor de siete.
Hoy tendrán a su público a su favor, y la noticia confirmada de que Andrew Bogut, el centro intimidatorio de los Warriors, no volverá a las canchas. La lesión que sufriera el lunes lo tendrá fuera de las canchas entre seis a ocho semanas.
Es una enorme baja para los Warriors, que, sin embargo, tienen la buena nueva que regresa Draymond Green, suspendido un juego por darle un golpe bajo a James en el cuarto duelo de la serie, después de que este lo provocara.
La inspiración encestadora de Irving y James les permitió anotar canastas desde cualquier posición, sin importar el tipo de defensa que le hiciesen los jugadores de los Warriors, que echaron en falta al ala-pívot Green.
Más allá de la ausencia de Green y de la lesión de Bogut, los Warriors son conscientes que no jugaron muy bien en equipo, y esa será la apuesta, mejorar en ese apartado para ganar este jueves y llevarse el título de la NBA, el segundo de forma consecutiva.