La velocidad fue la inspiración en la vida de Verónica Quijano. Las vallas, la competencia, las pistas pasaron a ser los ingredientes que, con el tiempo, se convirtieron en los cómplices de su exitosa carrera.
Quijano cuenta que practicó el atletismo y el baloncesto. “En cuarto grado, en el Instituto Hermanas Somascas, participaba en los Estudiantiles corriendo los 80 metros planos, tenía 10 años”, detalla. Pero ella prefería el deporte de conjunto, donde competía por temporadas más largas.
Sin embargo, cuando la seleccionaron para un Campeonato Infantil en Honduras, tuvo que optar por una disciplina. “Realmente, quien me motivó a hacer atletismo fue mi papá. No quería porque es un deporte individual y no me gustaba hacer todo yo sola, pero debía decidirme por uno”, relata. Y recuerda que su padre la llevó al “Mágico” González para que lo conociera.
“Entramos y me decía: ‘Mirá, tocá la pista, es aguada y dura a la vez’. Y lo hice, pero obvio que no sentí nada, ni una emoción. Justo a la par, estaban puestas las vallas. ‘Mirá, medítelas a ver hasta dónde te llegan’, me dijo, y la verdad es que hasta temor me dio pensar en que tenía que saltarlas si me tocaba. Mas no sabía que años después sería una de mis pruebas favoritas (400 vallas)”.
Tras ese acercamiento al futuro, la Federación de Atletismo la cedió a su primera entrenadora, Sandra Torrento, con quien fue a Tegucigalpa (1995): “Ahí, puse mi primer récord en una competencia internacional, en la prueba de 1,000 metros. Lo demás fue historia”.
Verónica se especializó en las pruebas de 400 metros planos y 400 metros con vallas, y en el camino se pulió de la mano de cuatro entrenadores clave en sus logros. Practicó, además, “desde los 100 y 200 m planos; 300 m con vallas; aún siendo Juvenil B, hice la prueba de los 400 m planos y vallas, hasta los 800 m planos, relevos, salto largo y triple”.
Sus buenos resultados le permitieron ser becada, durante dos años, en Barcelona y afirma: “Y siempre emocionada por representar a mi país con mucho orgullo”.
Así, desde su primera dorada, la trayectoria se llenó de preseas, participando en C.A. y del Caribe, Mundial Juvenil y hasta Campo Traviesa. “Competí de 1995 a 2006. Aún poseo los récords nacionales y C.A. Juvenil y Mayor de los 400 m planos y 400 m con vallas”. La conocieron como “Gacela Centroamericana”. Y lo único que lamentó es no haber “asistido a unas Olimpiadas”.
Por si fuera poco, jugó fútbol universitario e integró el quinteto Survivor de la Liga Femenina de BKB. Tuvo a su hijo Diego (2003), se retiró por unos meses, y volvió por tres años más, para decir adiós al atletismo de alto rendimiento (2006). Explica que priorizó a su familia, sus estudios universitarios, su vida, y el apoyo ya no era el mismo.
¿Qué hace?
Verónica Quijano se graduó de Administración de Empresas y tiene seis años radicada en Honduras. “Vivo en San Pedro Sula y trabajo en DHL Express, empresa de logística internacional. Soy la encargada de entregas y recolectas a diario, y tengo a mi cargo un equipo de 12 personas, todos hombres”, cuenta.
Quijano se sincera en que ya no practica el atletismo, y que hizo MTB “un buen tiempo y por algún momento se me metió hacer bicicleta de ruta, todo por pasatiempo. Voy de vez en cuando al gimnasio, para mantenerme”, confiesa. Y en 2009, participó en el programa nacional “Bailando por un sueño”.
Señala que, aunque en una etapa fue profesora de Educación Física, para primer ciclo (Instituto Emiliani), le gustaría más aprender de nutrición, fisioterapia y quiropraxia. Y en sus metas están ayudar al atletismo salvadoreño, desde la Federación o el Indes; establecer su propia empresa, desarrollarse en lo profesional; y “de repente, poner un gimnasio”.
Perfil y triunfos
Nombre: Verónica Elizabeth Quijano Franco.
Data: San Salvador, 30 enero 1982.
Edad: 34 años.
Estado civil: casada, con Vicente Franco.
Hijos: Diego Franco Quijano.
Deporte: atletismo.
Especialidad: 400 m. planos y 400 m con vallas.
Categoría: Mayor.
Palmarés: campeona Estudiantil, Nacional, C.A., con récords; medallista en C.A. y del Caribe; ganadora de Espiga Dorada y Águila de Oro.