“Ahora hay que ganarle a Honduras en el Cuscatlán”. Esa fue la frase más repetida de la Selecta desde aquella noche en que se empató 0-0 contra Canadá en un estadio casi vacío y se empezó a hipotecar la clasificación. Y bien, tampoco se le ganó a Honduras en el Cuscatlán. Es más, se estuvo a tres minutos de perder. Quizás el golazo de Nelson Bonilla al 89’, por su componente anímico, hizo ver el 2-2 final como un “buen” resultado. Sobre todo por la cantidad de ocasiones de gol que desperdició Honduras en el segundo tiempo.
Del final quedan dos imágenes que retratan a esta Selecta del Primi. Las dos tienen que ver con el gol agónico de cabeza de Nelson Bonilla. La Selección perdía, se le acababa el tiempo y el equipo no asediaba a Honduras en forma desesperada a pesar de la urgencia del resultado: lateralizaba el juego, retrocedía o tiraba pelotazos sin demasiado sentido mientras los minutos pasaban. Si alguien que no vio el partido se imaginara el gol de Bonilla al 89’, seguramente pensaría que fue un remate dentro área que atraviesa mil piernas, las de nueve salvadoreños metidos ahí dentro tratando de buscar el milagro y la de los once hondureños defendiéndose de semejante asedio. Pero no, el gol al 89’ llegó de cabeza, cuando Bonilla era uno de los dos (sí, dos) jugadores salvadoreños en el área (el otro era Dustin Corea). ¿Los demás? Uno, Barahona, tiraba el centro, y dos más acompañaban a lo lejos. El resto del equipo ocupaba posiciones defensivas.
La segunda imagen tiene que ver también con el gol del jugador del Zira. Y es su festejo. Cuando uno necesita imperiosamente ganar un partido -el empate sirve de poco-, lo normal es que se vaya a buscar la pelota al fondo del arco y se intente reanudar el juego lo antes posible para tratar de llegar a la victoria con el envión anímico final. No ocurrió. Nelson bailó, celebró con la afición y varios jugadores mientras el reloj seguía su cuenta. Toda una señal. Como si de antemano se hubiera hablado que el empate era un buen resultado.
La Selecta del Primi -que trabajó durante microciclos en enero, febrero y marzo- al final acabó conformada por muchos de los legionarios. De hecho, 9 de los 10 convocados del exterior participaron, ya sea como titulares o suplentes que luego ingresaron. Lo más llamativo fue la elección de Derby Carrillo como portero titular, una apuesta de riesgo si se tiene en cuenta que el ex Santa Tecla no había jugado oficialmente desde el 26 de agosto de 2015 (Municipal 2-1 Santa Tecla). Son 212 días sin actividad, algo más de seis meses. Y la jugada le salió mal, porque Derby tuvo responsabilidad en ambos goles y se notó, lógicamente, inseguro. A pesar de todo, Maradiaga lo elogió y anticipó que lo mantendrá en el juego de San Pedro Sula.
¿Todo es negativo? No, por supuesto. Para empezar, los dos goles fueron de excelente factura técnica, tanto la jugada de Punyed en el primero como el magnífico movimiento de Nelson Bonilla que acaba con el cabezazo de gol. En ambos casos asistidos por la zurda de Juan Barahona, el mejor de la cancha entre los salvadoreños. Hay que sumar el despliegue de Menjívar y el atrevimiento de Dennis Pineda. También algo de carácter de Henry Romero, aunque a veces se excede y parece que jugase más para la tribuna que para su equipo. La pregunta es: ¿alcanza con eso? No. No es suficiente. Se necesita la mejor versión de Darwin Cerén, la que vemos en la MLS y no esta en la que la que alterna pérdidas de balones increíbles y pases sin sentido con algunas buenas jugadas. Claro, además un portero que ofrezca garantías, en la medida de lo posible, y alguien que frene a Andy Najar, algo que le costó mucho a Xavi García.
Ramón Maradiaga salió feliz del partido. Se le veía en su rostro, que destilaba optimismo a pesar de que sigue sin ganar al frente de la Selecta en 8 juegos, de que en Eliminatorias suma 2 de 9 puntos posibles y que de local, donde en teoría debería ser más fuerte, ha logrado apenas 2 de 6. ¡Y el rival que queda recibir es México! A juzgar por sus palabras, tampoco ve mal otro empate en San Pedro, ya que según sus cálculos hay posibilidades de avanzar aún sin ganar partidos y dependiendo de los resultados ajenos. En fin, esta Selecta tiene más vidas que el personaje de Leonardo DiCaprio en El Renacido.
“Ahora hay que ganarle a Honduras en San Pedro Sula”. Esa es la nueva consigna, y es la que se empezará a repetir durante estos cuatro días. Se vale soñar, claro, sobre todo porque la H también mostró puntos vulnerables. Pero no nos engañemos, el margen de error cada vez es más pequeño. Simplemente es estirar la agonía unos días más. Con suerte, unos meses más.