El enemigo de mi enemigo

La sensación es que Ramón Maradiaga está más preocupado en eliminar a Honduras que en clasificar a la Selecta

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Ramón "Primi" Maradiaga, técnico de El Salvador.

/ Foto Por Oscar Iraheta

Por Claudio Martínez | Twitter: @martinezchino

2016-03-28 9:21:00

Es absurdo pensar, como muchos lo han deslizado en las redes sociales, que Ramón Maradiaga tiene por único objetivo entregarle la clasificación a Honduras, su país natal. Es cierto que el entrenador ha tomado algunas decisiones equivocadas –la del portero Derby Carrillo, por ejemplo- y que ha hecho declaraciones “poco felices”, pero de ahí a decir que juega para favorecer al rival hay un trecho enorme. Y no lo digo solamente por la manera eufórica en que gritó los goles de El Salvador en el Cuscatlán. Sus errores, en todo caso, no responden a un acto heroico de patriotismo o de fidelidad en favor de su tierra. 

No solo no creo en esa teoría conspirativa de regalarle el partido a su país, sino que me parece ridícula. Si hay alguien que quiere eliminar a Honduras, ése es el Primi… Pero atención, ese objetivo conlleva un problema que puede afectar a la Selecta. ¿Cómo? Trataré de explicarlo.

Está claro que esta serie contra Honduras es especial para Maradiaga, hay en juego más que seis puntos: sentimientos, rencores, cuentas sin saldar… Y resulta obvio, sobre todo después de las declaraciones del seleccionador salvadoreño tras el 2-2 en el Cuscatlán, que el Primi quiere demostrarle a los hondureños que él no es menos que ningún técnico extranjero. Una, dos y hasta tres veces lanzó dardos envenenados para el colombiano Pinto. Eso sí, sin nombrarlo. ¿A ese hombre el Primi va a regalarle la gloria o allanarle el camino? Jamás.

Insisto: si hay alguien que quiere eliminar a Honduras, ése es el Primi… ¿Y dónde está el problema entonces? Mi sensación, muy personal, es que ese es el gran objetivo que se ha planteado Maradiaga en esta Eliminatoria dados los resultados iniciales. Es decir, primero eliminar a Honduras. Segundo, si se puede, que El Salvador clasifique. Ojo, son cosas diferentes: eliminar a Honduras no necesariamente implica que la Selecta avance. El gran beneficiado puede ser Canadá. 
Si tanto quiere aniquilar el Primi a Honduras, ¿no es mejor ganarle para dejarla sin chances? Sí, por supuesto, pero eso implica tomar riesgos, y si no los asumió en el Cuscatlán mucho menos lo hará en San Pedro Sula. Para un empate, que igualmente produciría mucho daño, basta con algo de orden y resistencia.

Maradiaga conduce su propia guerra: busca una reivindicación en su país, quiere callar bocas y tiene varios frentes. Por un lado, parte del periodismo hondureño; por otro, los mismos directivos de la Fenafuth, aquellos a los que todavía les reclama los premios por aquella épica actuación de Honduras en la Copa América 2001. Sí, hace 15 años.

El planteo conservador del Cuscatlán, el conformismo por el 2-2 final y la frase del Primi que “un empate en San Pedro Sula no es mal resultado” confirma esta teoría. Eso aniquilaría las chances de Honduras, pero también minaría considerablemente las de El Salvador, que quedaría sin margen de error y obligado a ganarle a México y Canadá en los dos juegos finales cuando no se pudo ganar ni un solo partido en los cuatro anteriores.

Una de las cosas que más le produce orgullo a Maradiaga es cuando le recuerdan que ya una vez, para Alemania 2006, fue el artífice de la eliminación de Honduras dirigiendo a Guatemala. Ahora lo busca por segunda vez, y puede que lo logre. Sería una gran victoria personal de la que hablarán todos en su país, un reconocimiento que él cree que se merece. El problema es que persiguiendo ese objetivo, para el cual le bastaría un empate en San Pedro, arrastre a los infiernos también a El Salvador.