Dice un dicho, “al lugar que fueras, haz lo que veas”, o algo así. Pues resulta que en Honduras, por mucha cercanía que tengamos en muchos aspectos, se debe saber algunos tips para una buena comunicación.
Por ejemplo, acá no hay que preguntar por tiendas, no le darán ninguna referencia: aquí son pulperías. Las llanterías son llanteras. Si le dicen “cheque” no le están ofreciendo dinero, le están dando las gracias.
No vaya a pedir gaseosas, se le quedarán viendo como extraterrestre, son refrescos. No se sorprenda si le dicen “leño”, seguramente lo están ofendiendo. Y si le ofrecen una “piña”, cuidado, no es fruta, es un golpe, pero bien dado, de esos que nosotros le llamamos “talegazo”.
En Honduras les gustan las palabras “hermano” y “pija”, siempre están en cada conversación. Y más cuando se enteran que es salvadoreño. No se sorprenda si en el taxi en el que viaja sobra un espacio y le meten a un perfecto desconocido, acá algunos son colectivos, pero siempre le cobran la tarifa ya pactada de antemano. Aunque hay algunos “exclusivos”. No se aflija, algunas cuadras de recorrido y el hondureño ya le habló de “piñas”, corrupción y delincuencia.
El clima en San Pedro Sula es caliente, bastante, quizás más que el de La Unión. Pese a todo, en Honduras uno se siente en casa, claro, con la nostalgia por nuestro terruño salvadoreño, que nunca nos abandona.