No conoce de límites. Cada año, el atleta salvadoreño Juan Pablo Gálvez, 44 años, ingeniero industrial, se plantea un nuevo reto y no descansa hasta cumplirlo. En 2013 participó del Maratón de Sables corriendo 245 kilómetros por el desierto de Sahara. Un año después, en 2014, fue protagonista de Las 100 millas por el Himalaya, donde desafió al frío y a la altitud a lo largo de 160 kilómetros entre India y Nepal. En 2015, su reto fue Corriendo sin Fronteras, donde Gálvez unió los 240 kilómetros que separan Ciudad de Guatemala de San Salvador en apenas cinco días, el equivalente a correr un maratón diario.
¿Cuál es el desafío del año 2016? Pues participar del Maraton de la Gran Muralla China, a disputarse el próximo 21 de mayo. “Ese es mi reto de 2016”, anuncia Juan Pablo, quien lleva ríos meses entrenándose para eso. Si bien es simplemente un maratón (42 kilómetros) y no se le compara a los anteriores en la longitud del recorrido, lo cierto es que tiene su secreto.
“No es trayecto que te va a permitir hacer el mejor tiempo, ya que esos 42,195 metros tienen una dificultad extra: incluyen 5,264 gradas que tienes que superar para llegar a la meta. Es cierto que no existirá el calor del desierto de Sahara o el frío y la altitud del Himalaya, pero igualmente es interesante”, cuenta Juan Pablo, entusiasmado, a la espera que le llegue su pasaporte con el visado chino desde Costa Rica.
“Yo digo que el reto es el recorrido como tal, un escenario tan emblemático como la Muralla China. Nos explicaron que el 30% es sobre la muralla. El otro 70% es recorrido que unen segmentos de la muralla con otros, y también se pasa por aldeas vecinas. Es que hay partes de la Gran Muralla que no se puede correr, no lo permite el ancho”, aclara Gálvez.
Para Juan Pablo, lo más interesante es la manera de entrenarse, que es diferente para ocasión: “Para este maratón no puedo ocupar el mismo entrenamiento del Sahara, tampoco el del Himayala y mucho menos el de Guatemala-El Salvador. Aquí la clave son las gradas, así que estoy haciendo gradas a lo loco en el Flor Blanca. Bajar y subir, bajar y subir, ir acostumbrando al cuerpo a eso. Para esto tengo que agredecer a Powerade, Herbalife y Dolocrim, que siempre me están apoyando”.
Con el correr de los días, la preparación de Juan Pablo se va intensificando. “No me sirve correr en subida, porque en una subida de 10 metros puedes dar 10 pasos, o 12 u 8, y da igual. Pero si tienes 10 gradas, son 10 pasos; no puedes hacer 8 ni 12. Además, te aconsejan que no subas gradas de dos en dos… Por si fuera poco, las gradas de la muralla, por tratarse de una estructura tan antigua, son irregulares en cuanto a la altura y a la profundidad. Hay que llegar bien entrenado para no tener problemas”.