La penalización del dopaje ha sido vista en países como Alemania, Australia, Italia, más recientemente Inglaterra, como el siguiente paso en su lucha contra el fraude deportivo. Kenia, en su esfuerzo por evitar sanciones que dejen a sus atletas fuera de los Olímpicos de Río, ha convertido en ley una propuesta para criminalizar el dopaje.
Estas leyes buscan perseguir a las redes criminales que están detrás del deportista. Tras legislar los medicamentos, educar a los atletas, en el sistema se entrometen enmarañadas estructuras que hacen disponible las sustancias para el consumo de los deportistas. La ley es un disuasivo contra la distribución y consumo de químicos con el propósito de mejorar actuaciones deportivas. Evitar que los deportistas recurran a esta práctica para conseguir una ventaja que, en consecuencia, les haría mejores atletas, pudiendo aprovechar los beneficios que por esto se extienden.
Para analizar la criminalidad del dopaje habrá que saber, como obliga el Código Penal de nuestro país en el Artículo 3, si esta práctica “lesiona o pone en peligro un bien juri?dico protegido por la ley penal”. Reduzcamos el bien jurídico a todos aquellos bienes, materiales o no, protegidos por la ley. Bienes que la sociedad cree de suma importancia proteger. La salud por ejemplo. Ingerir sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA por sus siglas en inglés) podría resultar en complicaciones inmediatas a la salud de quien las consume.
Sin las reglas existentes los deportistas no tendrían limite para el consumo de sustancias que beneficien su actuación deportiva. Las mismas que ha sido comprobado, ponen en riesgo su integridad física. El deporte podrá no ser del interés del Estado salvadoreño, como ha quedado en evidencia desde hace décadas, pero sí debe interés la salud de los jóvenes. Así sí entiendo el intento de criminalizar el dopaje en nuestro país: la protección de un bien jurídico como la salud o la integridad física. También como una consecuencia de jugar fuera de los límites del reglamento universal antidopaje publicado por la WADA. Hacer trampa, cometer un fraude deportivo.
Países con un desarrollo deportivo ampliamente superior al nuestro han recurrido primero, al establecimiento de un debate, para luego determinar sobre la criminalización del dopaje. Es necesario en El Salvador, como lo sugiere el COES, establecer un foro sobre el tema. Surgirá como resultado, la necesidad de iniciar prácticas fundamentales y desatendidas dentro del deporte. Por ejemplo, sería muy difícil perseguir el dopaje en un país en el que no se practican exámenes antidoping, ni siquiera en su deporte más popular.
El dopaje es uno más de los tantos asuntos de interés nacional que los legisladores de nuestro país pretenden combatir a golpe de ley. La penalización ha sido el siguiente paso para combatir el dopaje en países con un mayor desarrollo deportivo que el nuestro, no ha sido el primero de los pasos. Antes de la cárcel, debe haber educación. Se han olvidado que la educación es el principal vehículo para la construcción de personas de bien. El deportista educado en una base sólida de valores, no recurre a la trampa.