Una medalla olímpica es el mayor premio deportivo. Sin embargo ganar una medalla de oro en los Juegos de Río es apenas el deseo del 5% de quienes votaron en la encuesta digital llevada cabo desde la cuenta de Twitter de EDH Deportes. Un reflejo de la pobre cultura deportiva de nuestro país, consecuencia de una pobre inversión en la educación deportiva de los salvadoreños. Cuestión de Estados a los que no les ha interesado el deporte.
Esto ya lo he dejado expuesto en otras columnas y no será el mensaje central de esta primer columna del 2016. En una sociedad limitada al seguimiento de un deporte, es lamentablemente normal que el fútbol acumule toda la atención. Hay una distancia considerable entre la preferencia por el fútbol y otros deportes. Asumido esto, no debe sorprender que para los aficionados salvadoreños ganarle a México, sea mayor deseo que una medalla de oro en Juegos Olímpicos.
Pero lo verdaderamente relevante de la muestra es que la mayoría eligió la opción “Una mejor FESFUT”, como deseo del nuevo año. 64% de quienes participaron en la encuesta creen que lo mejor que puede pasar al deporte nacional en este año, es la depuración de la federación de fútbol.
El número de seguidores de una cuenta de Twitter puede ser amplio pero las características de la red social impiden que sean una muestra representativa. El resultado, es cierto, es apenas un vistazo a lo que piensa una parte de la población. Sin restarle validez por cualquier deficiencia científica, el resultado de esta encuesta digital es un ejemplo del grado de cansancio que tienen los aficionados por las formas de hacer fútbol en El Salvador, y de la relevancia del fútbol en la sociedad deportiva. Educados para vivir de un solo deporte, quienes siguen el fútbol de nuestro país ya no toleran que esa afición no sea correspondida al menos, con una organización ordenada.
Los dirigentes que han convertido la FESFUT en un hervidero de corrupción, trampas, desconfianza y críticas, ahora reciben de esta muestra un mensaje: deben cambiar. Esos encuestados quieren que mejore un organismo con demasiadas deficiencias, tantas que enlistarlas es doloroso. Es difícil pensar que la FESFUT puede lograr más baja consideración a su gestión que la lograda después un año con tres entrenadores de selección, una eliminación en fase de grupos de Copa Oro, otra en el preolímpico de UNCAF, un conflicto con jugadores, cuestionamientos a su honradez y terminar el año bajo la sombra de la corrupción que sacude a FIFA. Uno de sus patrocinadores más importantes los abandona y el 2016 para la FESFUT no es más que un cambio de calendario con los problemas del pasado.
Corregir los problemas del fútbol nacional tomará muchos más calendarios si no se empieza el proceso y el fútbol no debe ser el principal objetivo de cambio, si una consciente transformación de la cultura deportiva. Una sociedad que piensa únicamente en el fútbol es el resultado de una nación deportiva que no ha sido capaz de edificarse integralmente. Una sociedad que sólo piensa en el fútbol está condenada a convertirse en el fútbol mismo. Como decía Borges de los lectores de Shakespeare, se convierten en Shakespeare. Para Borges el poeta inglés era “un hombre mediocre, oscuro, de quien poco se sabe”.
Quien mucho de fútbol sabe, poco sabe del deporte.