Irrespeto a un Rey

Fue algo que sucedió en la capital panameña el 18 de enero de 1971; Atlético Marte se enfrentaba al Santos de Pelé en lo que se anunciaba como "El Partido del Año"

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El equipo de Atlético Marte posa junto a Pelé en el estadio donde jugaron en Panamá. Foto EDH

Por Manuel Cañadas | Twitter: @Memecanadas

2016-01-14 4:59:00

Fue algo que sucedió en la capital panameña el 18 de enero de 1971; Atlético Marte se enfrentaba al Santos de Pelé en lo que se anunciaba como “El Partido del Año”. Por entonces el equipo brasileño era una constelación de estrellas de primera magnitud, las cuales giraban en torno al mejor futbolista de todos los tiempos, el mítico Pelé que esa noche recibió la condecoración “La Gran Cruz de Francia” que le entregó el general Omar Torrijos.

César Luis Menotti en la película de Lionel Messi hace la advertencia, “para sacar al mejor de la historia hay que dejar de lado a Pelé: él es de otro planeta, los otros son enormes pero el Negro es otra cosa”. Bajo el mando de don Hernán Carrasco, los marcianos nos habíamos preparado intensamente, soñábamos con el momento de estar frente a esos ases mundiales y al llegar a Panamá, nos dimos cuenta que había gran ansiedad por verlos en acción.

De más está decir que desde tempranas horas el estadio lució abarrotado, los aficionados deliraban esperando aquellas destrezas y cuando el equipo entró a la cancha cundió el éxtasis. Por supuesto que el centro de las miradas fue el Rey y la multitud respondió con enorme resonancia a su presencia. Nosotros también recibimos nuestros aplausos pero sentíamos como que era con cierta lástima, por lo que estábamos a punto de sufrir.

A los 17 minutos ya perdíamos con gol de Picolé, mientras Pelé dirigía magistralmente a su orquesta, consiguiendo con cada regate cerradas ovaciones. Después de todo era un fiesta de su exclusividad. Desde la banca miraba asombrado aquel derroche de deleite y perfección, cuando don Hernán se dirigió a mi exclamando “¡Cañadas, caliente, entre por Condomí que se tironeó!, su labor será anticipar a Pelé, que no reciba la pelota”.

Apenas iban 19 minutos. Nomás entré y el Rey se dio cuenta de que su nueva pareja de baile llegaba con muchos bríos. Comencé a seguirlo por todos lados, a tratar de anticiparlo y todo el equipo redobló esfuerzos, empeñándonos en conseguir un resultado decoroso. Recuerdo como si fuera ayer a Raúl Magaña volando de palo a palo, a Ernesto Aparicio corriendo por las bandas, al capitán Alberto Villalta dirgiendo al equipo dentro de la cancha, a Baello y “Tiorra” Castro saltando ante las embestidas aéreas de los brasileños, en fin que todos nos sublimamos porque si Pelé me superaba, aparecía un montón de piernas en el relevo.

Cuando recuerdo aquello, aún me parece escuchar sus jadeos, las frases de aliento entre ellos y los improperios del Rey en mi contra, los cuales aumentaron cuando el enorme Elenilson Franco consiguió el empate y en un acto irreverente estuvimos a punto de ganar el partido.

Desde aquella fecha ha llovido tanto en mi patio, los años se acumularon y nos han pasado factura, varios de mis compañeros ya no están y cada una de sus despedidas, han sido dolorosas; pero el recuerdo de aquel partido es un tesoro que tengo bien guardado. Un día se lo conté a Rafa Cerna, mi director en el periodico MÁS, un amigo entrañable al que apreciarlo más me sería imposible quien hasta hizo un reportaje sobre el suceso en los albores de nuestro diario, que incluía a don Hernán Carrasco, Alberto Villalta y a tres que ya no están Adonay Castillo, Raúl Magaña y Ricardo Sepúlveda.

También hay otros dos personajes a los que atesoro como amigos que me lo recuerdan cuando me ven, ellos son Noel Minero un quezalteco de lujo y Chambita Garcia Deming, quien tanto ha peleado por la reivindicación del futbolista y por eso lo nombré “El Abogado del Diablo”.Y me he permitido la licencia de revivirlo, darles gusto, pues sé que cuando me recuerdan aquel suceso, lo hacen para gratificarme, porque saben perfectamente que aquello noche existió y que vive plenamente en el recuerdo del entusiasta futbolista que alguna vez fui yo.