Vuelve a rodar la pelota del mundo del fútbol nacional. Con muy poco tiempo entre torneo y torneo (los finalistas dejaron de jugar el 20 de diciembre y retoman a menos de un mes), hoy se pone en marcha el Clausura 2016 con condimentos que propios del deporte salvadoreño: refuerzos que llegan sobre la hora, y dos “dobletes”: un equipo con “dos nombres” y otro con “dos entrenadores”. Así de alocado, así de real.
A la hora del armado de los planteles, hubo algunos hombres de trayectoria que sorprendieron con sus nuevos equipos. Sonsonate se llevó a Paolo Suárez y el equipo de los “dos nombres” Juventud Independiente (¿o Firpo?) se quedó con el goleador histórico del fútbol nacional, el eterno Williams Reyes.
El campeón Alianza fue a lo seguro. A pesar de la baja de Philippe, mantuvo la base del equipo que dio el título número 11 y apostó sus fichas al triniteño Willis Plaza. Un cambio de timón a la política presentada en los últimos torneos con incorporaciones masivas que lejos estaban de darle resultado a los capitalinos.
Metapán sumó a su cotizado plantel al “Puma” Peña, un delantero que tiene todo para explotar y que necesita minutos tras un irregular torneo con el finalista FAS, el equipo santaneco que cambió a casi todo su esquema ofensivo además de innovar con el argentino Carlos Martínez en el banco de suplentes que llega con dos refuerzos gauchos recién sumados al plantel. Águila hoy también estrenará DT, el reconocido Ramón Sánchez, tras su efímero paso por las selecciones juveniles.
Dragón se reforzó con ocho jugadores, Tecla le abrió las puertas al habilidoso Baires, Pasaquina presenta al paraguayo Ovelar como DT; y Marte y UES jugarán con la pesada herencia de evitar el descenso.
Chalate se ha transformado en un caso de diván: Con directiva incierta hasta una semana, hoy se presentará a jugar con un entrenador que hizo la pretemporada pero no sería el que dirigirá desde la fecha dos. Surrealismo…
Ya no hay tiempo. Es hora de rodar el balón.