La industria del fútbol mueve 47 mil millones de dólares al año, según estimaciones recientes de Euromericas Sport Marketing. La FIFA administra a un gigante, pero la codicia y corrupción han minado su credibilidad de cara al mundo. Ahora, FIFA es sinónimo de sobornos, compra de voluntades, dinero bajo la mesa. Vendrán nuevas autoridades después del congreso del 27 de febrero, y ese será su principal reto:recuperar la confianza del planeta fútbol. Y sus patrocinadores.
Una de las claves para lograrlo es la transparencia. Para ello, FIFA envió a cada una de sus asociaciones miembros, incluida la Fesfut, distintos cambios que buscan reforzar los controles en cuanto a los fondos que administra la máxima entidad del fútbol, incluidos los que entrega a las federaciones a nivel global.
Los ecos del “Fifagate” no tardaron en llegar a Concacaf, luego Uncaf, y finalmente a El Salvador. Esa desconfianza que carga la FIFA también está sobre los hombros de la Fesfut, tanto los comités ejecutivos recientes (al menos desde 2006) hasta el actual. Lo dicen nada menos que el FBI y la Justicia de Estados Unidos.
Así como FIFA, la Fesfut debería esforzarse por buscar la transparencia, asegurarse de que a sus cargos llega gente proba, pedir cuentas claras a sus miembros(disque clubes, equipos), y poner en blanco y negro cómo se ocupan los fondos que van o vienen del fútbol (alcaldías, Gobierno, empresas, personas naturales, etc.).