SAN SALVADOR. Querer es poder. Siempre fiel a su estilo de soñar en grande, Eduardo Palomo, presidente del Comité Olímpico de El Salvador, dijo que el país puede ganar dos medallas en Río.
Su frase puede sonar a quimera si se toma en cuenta lo que implica en cuanto a inversión y desarrollo deportivo (en cuanto a capacidad, no se duda que los salvadoreños pueden).
El problema siempre ha sido de infraestructura, de apoyo y trabajo. Por ello mismo, el COES lanzó este martes, a 185 días de los Olímpicos, una campaña, un banderillazo de salida que busca tener eco en la población a través de los medios de hacer consciencia de la necesidad de un cambio social.
“… estamos iniciando la escritura de una página de gloria para El Salvador y una página de gloria para ustedes mismos”, dijo Palomo en la velada, en la que se contó con la presencia de atletas que siguen en su ruta de buscar la clasificación a Río.
“… ya obtuvimos no una, sino dos medallas olímpicas, hay que recordarnos que gracias a ese tesón, Marcelo y Sabrina, en Nanjing, nos dieron dos medallas olímpicas”, dijo Palomo sobre las preseas que lograran Acosta y Rivera en la segunda edición de los Olímpicos de la Juventud, en Nanjing. “Ahora vamos a conseguir dos medallas o más en los Juegos en Río. Tenemos verdaderos atletas y gente que está trabajando para eso, para conseguirlo”, dijo.
Así mismo, agradeció a los patrocinadores Kimberly Clark y Claro por el apoyo a los atletas, e insistió en la necesidad de verles como modelos. “No existe ejemplo más grande que el de un muchacho que se levante en ayunas a realizar la calistenia de judo, que aquel que después de nadar 15 kilómetros, el entrenador le dice que haga tres más. A la hora del oro, es el espíritu el que manda”.
Sin ignorar la realidad
Si bien es cierto lograr una medalla en Río no es imposible, las probabilidades son mínimas. Por ahora, están clasificados Lilian Castro, de tiro, y Enrique Arathoon, de vela. Pero más allá de las posibilidades, el COES está buscando que se reconozca el esfuerzo y dedicación de los atletas nacionales.
“Kimberly Clark, Claro creen en ustedes… El mensaje que queremos transmitirle a todos es que no solo las empresas tienen que apoyarles, tienen que apoyarles todo su entorno, porque ustedes son nada menos que modelos, y son instrumento para poder cumplir nuestra misión de inspirar a los salvadoreños a través de sus éxitos”, mencionó Palomo.
El presidente del COES reconoció que “ no todos se van a subir al podio, sabemos que vamos a competir nada más que quizás el 7% de los eventos que se van a celebrar. Eso dice mucho que estamos muy bajos en el desarrollo deportivo, pero en esos que vamos a competir sí estamos poniendo todo, y nuestro propósito es contar la historia de cada uno de ustedes”, mencionó a los atletas.
Habló de la planificación y de cómo el COES ha puesto “a todos nuestros atletas cerca de entrenadores que saben cómo hacer medallas. Pero existe un elemento que solo ustedes lo pueden poner, el trabajo duro”.
Ejemplos
La ciclista Karen Cruz, quien valoró retirarse antes de los Juegos Panamericanos, fue una de las atletas que pasaron al podio a hablar de su sueño de clasificarse a Río. “Me preguntaron qué me motivaba, qué me motiva, y me seguirá motivando. Tengo 20 años de vida deportiva, pero siempre mi sueño fue ser parte de un grupo selecto, ser especial, ser lo que somos ahora”, dijo.
Cruz no solo fue a los Panamericanos, sino que acaba de participar en el Mundial de pista de Hong Kong y obtuvo puntos en la búsqueda de clasificarse a los Juegos de Río . Continuó su sueño pese a las adversidades y situaciones que la gran mayoría de atletas del país vive, con poco apoyo, necesidad de trabajar y sin poder dedicarse al cien por ciento al deporte, etc.
“Realmente siento que necesitamos del apoyo de los entrenadores, Comité, de las empresas. Me parece una cosa fabulosa, increíble, no es que no haya que soñar en grande, ese es mi lema, hay que soñar, pero yo creí que iba a llegar hasta Panamericanos”, externó Cruz.
“El apoyo del Comité Olímpico ha sido crucial en este proceso en el que estoy… es mi sueño y sé que el de todos mis compañeros que están aquí, soñando en grande para llegar. Esto es un trabajo en equipo, no puede funcionar trabajando solos, Dios quiera que podamos llegar a Río”, mencionó.
Cada atleta ha trabajado como ha podido y algo ha tenido que sacrificar, además de tiempo. Diego Turcios pasó gran parte del año pasado en Uzbekistán, entrenando lejos de su familia. Pero se encuentra en zona de clasificación. La próxima semana podría ir a una base de entrenamiento previo a su participación en eventos que reparten puntos que le permitirían mantenerse en el ránking en una posición que le de el boleto a Río.
Vanessa Vásquez, de taekwondo, lucha a su manera también. Trabaja para poder mantenerse. Entrena con su hermano, ya que las horas laborales no le permiten hacerlo con la federación. Y está a la espera del aval de esta última para poder seguir en ruta a Río. Sabe que lo tiene complicado. En este tiempo no solo ha tenido que adaptarse a los petos electrónicos. “No contamos con esa tecnología nosotros y cuesta saber, porque estás entrenando pero no estás seguro de si estás marcando o no los puntos. Y es distinto al taekwondo tradicional con el que nos formamos (con su hermano) desde pequeños, pero es la técnica que predomina, y hay que saber tanto utilizarla como contrarrestarla”, explica Vásquez.
“Está muy complicado para América. Clasifican las primeras dos”, cuenta. Sin embargo, continúa con su sueño, y hasta está pensando en lanzar alguna campaña, junto a otros atletas, para poder ver si consiguen algunos patrocinios.
Es solo una cuestión de actitud, dice Fito Páez en una canción. En el caso de estos atletas, no solo le ponen actitud, sino que hacen malabares para ver cómo pueden seguir entrenando, trabajando, estudiando y tratando de alcanzar su sueño.