LA HAYA. El bronce que logró Lilian Castro en Holanda tiene un sabor especial. Esta vez no la acompañaba únicamente su entrenadora, sino el hijo que nacerá pronto.
En su primer torneo tras los Panamericanos, Lilian vivió situaciones que, deportivamente, le marcarán un antes y un después, oro puro en cuanto a experiencia para los Olímpicos, juegos para los que ya está clasificada.
Desde Europa, contó que sufrió problemas técnicos con su arma, pese a que es nueva. La había estado usando en entrenos sin problemas espués de participar en los Panamericanos, y es de mejor gama que la que tenía (electrónica, y no mecánica, como la anterior que tenía).
Pese a ello, “el primer día de fue muy malo, salí en el sorteo de revisión de equipo y al finalizar la prueba, mi arma no pasó el chequeo y me descalificaron por un peso menor al reglamentario, pese a que un día antes la habíamos chequeado y también los jueces, y no había dado problemas”, contó. Para el segundo día de competición, su entrenadora desarmó la pistola y pudieron ajustarla para que pasara el chequeo.
“Iniciamos la competencia e iba bien, mis series iban en aumento. Me mantuve en los primeros puestos durante casi toda la competencia, hasta que al tiro 38, faltando 2 minutos, el arma no me daba tiempo para poder levantarla y hacer el tiro, se me disparaba solita”.
Uno de los países en contienda notó la situación y llamó a los jueces, y le pusieron un cero automáticamente en un tiro a Lilian. Para el último tiro, “los jueces entendieron el problema y me dieron chance de un último tiro fuera de tiempo”, narró.
Fue así como, pese a un puntaje que se le vino a pique, logró entrar a la final.
Ya la pistola no daba para más y un técnico español la arregló como pudo.Pudo competir en el tercer día (final), y obtuvo el meritorio bronce, tras estar probando y calibrando un arma que estaba totalmente diferente a como había entrenado antes.
Lilian competirá en Austria del 12 al 14, y podrá revisar en este lapso el arma. Este viaje ha sido posible gracias al apoyo del COES.