Jorge Lam: “Andar en moto me cambió la vida”

NOTA Y FOTOGALER??A - Jorge es un amante de las motocicletas. No tenía idea ni siquiera de cómo manejar una, pero cuando lo logró su vida cambió para siempre 

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Foto Por edhdep

Por Roberto Leiva | Twitter: @RobbieRuud

2016-02-17 4:04:00

Él es un salvadoreño que gusta mucho de las motocicletas. A sus 27 años hizo lo que quiso ya en una bestia de dos ruedas. Algo que seguro nunca vaticinó de niño.

“Tuve el impulso en la adolescencia. Quería comprar una moto, pero mi mamá me decía que primero comprara el ataúd, y que hasta le pusiera ruedas si quisiera. Nadie en mi familia manejaba una moto, nadie me apoyaba. Así que fue difícil adquirir una finalmente, tenía todo en contra”, dijo Lam.

El mismo comenta que una vez que empezó a trabajar, su ilusión fue ahorrar para comprar una motocicleta. Admite que no fue fácil. Poco a poco logró juntar plata para comprar una que lo ayudara a desplazarse.

“Mi sueño era una Harley Davidson Fatboy, como la que ocupaba Arnold Schwazeneger en Terminator 2, yo soy fanático de esa zaga, pero era mentira conseguir una. Ese es un modelo que ya está descontinuado por la compañía, aparte era enorme, seguro me hubiera costado mucho dominarla. En la actualidad adquirirla hubiera implicado un esfuerzo mayor incluso al de traer un auto de EE.UU., no valía la pena tanto, preferí ser realista”, comentó.

Así que con esfuerzo pudo comprar una. Otra de las razones por las que Lam quería comprar una moto era por que se cansó de andar en bus, por la delincuencia en los mismos, y porque incluso, aunque parezca difícil de creer, gastaba más en dinero para los pasajes que en el combustible de su primera motocicleta.

Para ir al trabajo debía tomar tres autobuses desde su casa, y lo mismo viceversa. El cansancio, el riesgo, y la economía lo impulsaron a tomar la decisión definitiva, pese a no tener el apoyo de su familia, y pese a no tener conocimientos prácticos de conducción.

Al principio de su idilio en dos ruedas se planteó comprar una scooter motorizada. Algo que parecía estar al alcance, y que no lo costaría mucho dinero y tiempo ahorrar. Sin embargo, no habían en el mercado salvadoreño nuevas, por lo que las usadas que le ofrecían estaban en muy mal estado.

Decidió mejor ir ahorrando para adquirir una motocicleta, su sueño. “La UM United Motors tenía un modelo llamado: Renegade 200 cc. Esa fue mi primera moto, me costó 1950 dólares”, manifestó.

Al principio solo la veía, porque no podía manejarla. “No había andado en moto ni de pasajero desde que era muy pequeño. Así que tuve que ver muchos tutoriales en YouTube, leer blogs y foros; y preguntaba a la gente que andaba”. También en ese tiempo se compró muchos accesorios en una tienda de motos, justamente una en donde comenzó a trabajar en la primera semana que adquirió su soñado vehículo.

Un día se animó, la encendió y la sacó hasta la gasolinera más cercana para llenar el tanque. “Sentí muy fácil, pero en ello la inclinación que había en la entrada de la gasolinera hizo que me fuera de lado y acosté la moto, mas no la dejé caer por suerte, pero me dio vergüenza. La levanté y continué hasta llenarla de combustible. Pese a que el recorrido a casa no fue muy largo, sentía el viento en mi rostro y mis ojos lloraban, la garganta se me secaba, sentí, frío en las manos; fue algo muy especial, lo había logrado. Todo esto lo cuento porque luego uno se acostumbra y luego pasa desapercibido”.

Lam sabía que debía “desarrollar” su motocicleta para ir a altas velocidades y llevar pasajeros. Los recorridos al trabajo no eran suficientes, y le gustaba ir por el Bulevard Monseñor Romero y el Orden de Malta para acumular los kilómetros necesarios para desarrollar la motocicleta. 

Él explicó que tras acumular 1000 km y 3 revisiones mecánicas, la motocicleta ya está lista para llegar a sus límites como máquina, y así poderla aprovechar al máximo.

“Me costó, pero ya cuando tuve más valor, porque solo podía hacer recorridos largos nocturnos, pude ir a distancia más grandes, y así acumular los kilómetros necesarios en el odómetro para desarrollarla por completo. Así conocí más el país por cuenta propia. Nunca tuve un accidente en ella”, dijo con entusiasmo.

Tras más de 1000 km, la motocicleta empezó a ceder mucho tiempo después físicamente, y se compró otra Yamaha FZ, a la cual le tuvo bastante cariño, pero que admite no fue la misma sensación que la moto anterior.

“La Renegade siempre será mi primer amor. Así conocí a mi novia, tuve un trabajo donde conocí casi todo sobre motocicletas, conocí más el país. Contar mi experiencia hacía que vendiera más, en lugar de mostrar los catálogos. Siempre hice más ventas en los estacionamientos que en la agencia donde vendían las motos. Mi testimonio también sirvió para que muchas personas decidieran mejor comprar una que un automóvil”.

Lam admite que una motocicleta sería el vehículo por excelencia para los salvadoreños, por economía y por muchas cosas más.

“Acá sería muy conveniente que todos eligiéramos una motocicleta como un medio de transporte. En los estacionamientos de autos, en el espacio para uno a veces caben hasta cinco motocicletas. Admito que muchos conductores de moto son abusivos y muy desubicados para manejar, pero eso ha sido en reacción a los estímulos provocados por los conductores de autos. Si ellos no fueran una amenaza total y constante para los motociclistas, creo que más gente se animara a comprar una. Es una lástima que esta situación no cambie”, finalizó.

Por Robbie Ruud