Otro partido más ante Guatemala. Desde el nuevo milenio, el rival más habitual para la selección nacional. Otro examen rumbo a los dos partidos de eliminatoria frente a Honduras.
Otro punto de comparación entre los equipos nacionales del deporte más popular en cada país. Los vecinos guatemaltecos han pasado por las mismas vergüenzas que nosotros en los últimos años: expectativas e ilusiones que superan infinitamente a la realidad, jugadores tramposos y dirigentes mafiosos.
Ningún país centroamericano ha suspendido tantos jugadores por amaños de partidos, ni ha tenido tantos nombres o conspiradores nombrados en las acusaciones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos que Guatemala y El Salvador.
La creencia que el fútbol lo es todo llevaría a cualquiera a creer que son, deportivamente hablando, dos vecinos hermanados en la miseria. Pero la pobreza que nos une es sólo futbolística, porque el deporte guatemalteco hace tiempos que se alejó de El Salvador.
Una ventaja imposible de remontar para El Salvador, dada la infeliz ausencia de un plan de nación que incluya al deporte. Guatemala asumió ese plan hace más de medio siglo atrás. En diciembre de 1945 el presidente guatemalteco Juan José Arévalo propuso al Congreso la probación del decreto que otorgó autonomía al deporte.
Guatemala reconoce y garantiza el deporte federado a través de dos organismos autónomos con funciones determinadas. La Confederación Deportiva Autónoma se encarga del desarrollo de la base deportiva y el deporte estudiantil y el Comité Olímpico Guatemalteco, es el encargado de conducir el deporte de alta competencia y los representativos nacionales en el exterior.
El Artículo 91 de la Constitución de Guatemala asigna no menos del 3% del presupuesto general de la nación para estos rectores del deporte. Según el presupuesto aprobado en diciembre pasado por los diputados del Congreso de Guatemala, el deporte de ese país recibirá más de 46 millones de dólares para el 2016.
Hace unas semanas visité al equipo guatemalteco de tiro deportivo. El grupo se entrenaba en Puerto Rico, su primera escala de preparación en un año en el que esperan llegar a Río de Janeiro y los Juegos Olímpicos, con posibilidades grandes de ganar una medalla. Guatemala ya tiene una plata olímpica, la del marchista Erick Barrondo en Londres 2012.
El equipo guatemalteco de tiro hará nueve viajes antes de los Olímpicos, apoyados por un presupuesto de un millón de dólares para este año. De ese presupuesto, 300,000 dólares son para el entrenamiento del equipo olímpico. En El Salvador el deporte depende de la relevancia política que le otorgue el partido que gobierne. Como ejemplo, el tiro deportivo. Lilian Castro, tiradora salvadoreña, es una de las deportistas clasificadas a los Juegos de Río.
La nacional es parte de una federación que recibirá del Estado un presupuesto correspondiente al 17% del presupuesto de la Federación de Tiro de Guatemala. Por cada dólar que Guatemala tiene para el deporte del tiro, El Salvador tiene diecisiete centavos. La distancia entre el deporte guatemalteco y el salvadoreño está marcada desde la constitución política.
El fútbol queda como lo único en lo que nos parecemos.