A contramano de los muchos que auguran que el deporte salvadoreño está en caída libre, la Liga Mayor de baloncesto ha dado muestras sobradas de que hay disciplinas que evitan el deterioro y, por el contrario, ha mostrado un enorme crecimiento en este 2015. Desde su creación y primer torneo, allá por marzo de este año, a su actualidad vigorosa ha cobrado singular notoriedad con gran cantidad de público siguiendo sus partidos.
El éxito, finalmente, radica en haber tenido una visión integral de país, fomentar el deporte en las ciudades que más lo necesitaban y concretar la idea de llevar el baloncesto a lugares que nunca habían participado en una “Primera división”. Así, se ha despertar una pasión escondida que hoy desborda de fanáticos.
Los números hablan. Según estadísticas de Fesabal, en las distintas plazas del interior del país se reúnen de 800 a 1,200 personas por partido, y los gimnasios se ven completamente llenos.
Sonzacate, Cojute, La Unión, Ahuachapán, Izalco, Quezalte, Metapán, Santa Ana o Chalchuapa o Santiago de María o San Miguel son los lugares donde los gimnasios se completan al cien por ciento.
Cuanto darían, en el fútbol profesional de Primera División, equipos como UES, Marte, Dragón o Juventud por tener asegurada esa cantidad de público cada vez que juegan de local…
Visión de deporte y país. No hay misterios para este “boom” del baloncesto, un ejemplo a seguir en el deporte salvadoreño.