Un personaje leal, gran entusiasta para organizar eventos de ayuda para sus amigos que están en problemas. Siempre accesible, pero ante una injusticia puede pasar súbitamente al enojo. Ahora en su rol de maestro de fútbol se afana por enseñarle los secretos a sus alumnos y los domingos en la Liga Máster es el más animoso elemento del Luis Ángel Firpo, que se perfila como uno de los favoritos para ganar el Torneo Raúl Magaña. Es Carlos “Papo” Castro Borja, un volante mixto que en la década de los 90 fue fundamental en equipos como el Chalatenango, Marte, Firpo, en la selección nacional y además ha sido el único jugador salvadoreño en haber militado en el fútbol austriaco con el Austria Gaz.
Cuando jugaba en el alto nivel, era un espectáculo aparte, volante mixto, que llegaba de atrás y que en la Selecta, fue el complemento perfecto para jugadores talentosos de mediacancha hacia arriba como un otoñal “Mágico” González, William Renderos Iraheta, Memo Rivera, Mauricio Cienfuegos, Raúl Díaz Arce. Tuvo entre sus técnicos a Jorge Vieria, Aníbal “Maño” Ruiz y Armando Contreras, quienes no se obsesionaban por esquemas rígidos sino por la creatividad y capacidad de sus hombres de avanzada. El “Papo” se encargaba de colaborar en la contención y dar la salida a sus zagueros, era lo que hoy diríamos, el pase inicial.
Es que tenía muy buena técnica, le pegaba bien a la pelota, se mostraba a sus defensas y mediante su vista perisférica le daba un destino correcto a las jugadas. ¡Quién no lo recuerda, corriendo cada pelota como si fuera la última!, voluntarioso en la recuperación para después entregarla mansita.Y él siempre supo que era el arranque, el repartidor de balones para que los de adelante culminaran la tarea.Así pasó varios años y no lograba dar una vuelta olímpica hasta que don Sergio Torres lo llevó al Firpo y se volvió fundamental en el equipo pampero donde fue el complemento ideal para Raúl Toro, Fernando De Moura, su surtidor de balones, con las barridas exactas, con el tiempo justo. Sin en ese momento al Papo se le hubiera puesto un taxímetro, se hubiera demostrado en kilómetros ese fuelle que lo impulsaba al sacrificio.
Es que el contención y el creativo deben ser como una sociedad, una cooperativa que incluso llega a veces más allá de la cancha y así cultivó grandes amistades. Fueron grandes faenas las que brindó a la afición nacional, pero su momento cumbre fue en aquel partido de la Selecta contra México el 4 de abirl de 1993; además de haber anotado el primer gol en el 2-1 fue uno de los más destacados. Alberto García Aspe, Miguel España y Benjamín Galindo lo sufrieron pues cada vez que tomaban la pelota lo tenía al lado para disputársela. Ahora milita en el Firpo de la Liga Máster donde es uno de los mas admirados y queridos.