MADRID. “Ahora sí que te vas a poner bien blanquito”, le dijo Carlos Medina, el entrenador de la delegación, a Herberth Grimaldi, un migueleño de piel morena. Se refería a que, por la intensidad de los juegos mecánicos, iba a terminar color papel al “bajarse de las ruedas”. Una broma a la que todos respondieron con carcajadas.
Definitivamente, no fue así. Los rostros de los salvadoreños de Fundamadrid salían ruborizados cada vez que descendían de los juegos del “Parque de Atracciones de Madrid” que visitaron. Y también destilaban esa mezcla de intensidad y éxtasis que se acumula con la velocidad y se transpira en cada poro, traduciéndose en sonrisas y en vencer los miedos.
El día estuvo así cargado de emociones. Para algunos, por subirse a cada juego; para otros, por ver a sus compañeros “sufrir”; y para todos, por tener un domingo como nunca antes habían podido compartir y sentir.
Como en todos los polos de la vida, están los “aventados” y los más tranquilos, los que disfrutan y los que se enferman, los que quieren probar todos los juegos y los que prefieren esperar para el momento más oportuno de subirse a uno. Todo eso pasó en esta delegación de 21 alumnos. Y no tardó mucho en aparecer la enfermería.
Durante el recorrido, marchó bien el inicio, cuando todos empezaron a probar la fuerza de la velocidad y el estar de cabeza. La primera, el “Top Spin”, fue una prueba superada por los aires, aún y cuando algunos como Grimaldi salieron un poco “temblorosos”; pero la segunda, fue un golpe de exigencia. “La máquina” se puso caprichosa y, luego de varios giros por el aire, terminó con Erick Ramírez, Herbert Solano y Grimaldi sin poder bajar por sí solos del juego.
Sufrieron un mareo intenso, pero la solidaridad del grupo se avivó pronto al auxiliarlos… las risas de complicidad aparecieron y las bromas que también los protagonistas tomaron con humor surgieron espontáneamente.
Desde ese momento en adelante, toda la diversión estuvo presente en cada alumno, quien denotaba un rostro más distendido y liberado por romper con los temores y “pasarla muy bien”, como dijo William Alvarado. Hasta el estrés desapareció, en una semana cargada de emociones.
Los que fueron más aventurados siguieron con la “Lanzadera”, “Tarántula” y el “Star Flyer”, también máquinas rápidas y veloces. Mientras la hora de estar todos como grupo los llevó directo al “Simulador Virtual”, “Fantasía”, “La Jungla”, “Zeppelin” y al “Cine 4D”.
La frase que todos siguieron repitiendo, hasta el final del día, fue la de “¡ay no, no nos deberíamos de ir!”. El sentimiento de agradecimiento y satisfacción por decir “yo sí pude” fueron evidentes, sobre todo porque la pregunta repetida de “¿y ahora cuál sigue?” demostraba que habían echado fuera cualquier prejuicio. Los ojos preguntones de algunos decían si podían volver a repetirse el juego del que recién bajaban.
El “profe” Medina, por su parte, andaba midiendo en son de broma a Johana Jovel, “para ver si mide el 1.40”, decía, “sino tenés que ir acompañada por un adulto”, la molestaba. El buen humor era el ingrediente principal para toda la delegación.
“Ha sido muy bonito y emocionante haber venido aquí. Esto ha superado lo que yo me imaginaba que podía haber. Y me ha gustado todo, se siente uno muy bien y las ruedas han estado súper buenas”, sostuvo Johana Jovel.
De igual pensamiento fue Johnny Landaverde, quien aún y con su timidez -y un poco de seriedad- tuvo un día sin presiones: “Todo ha estado muy bien, esto es algo que no podríamos haber vivido sino es por la Fundación y nuestras familias que nos han apoyado. El día ha sido bueno y es algo que no podremos volver a repetir, pero siempre lo recordaremos”.
La expectativa fue así superada. Y con creces. Grimaldi no se puso “blanquito”, pero el migueleño al igual que todos sus compañeros bombearon más sangre al corazón de un recuerdo que será duradero “gracias a Fundamadrid, que nos ayuda siempre”, como dijo Martínez. Un colorín colorado a un Parque de Atracciones inolvidable.
La visita a Toledo
Para hoy, y como último día en Madrid previo a su viaje de regreso al país, los salvadoreños tendrán una visita guiada por la ciudad de Toledo. Conocerán de historia y podrán recorrer sus calles, para impregnarse de lo que es esa parte de España, y aprender más de su cultura.
Un poquito de fútbol
Por la mañana, antes de partir a la diversión, los salvadoreños tuvieron una cancha a su disposición. Pudieron hacer así lo que más les gusta: jugar al fútbol. Con todo y el clima templado, sacaron sudor y metieron algunos goles, como su último partido en Madrid.