“Movete tigrillo movete…” se escuchaba allá por el minuto 30. FAS apenas había llegado a la portería de un Isidro Metapán que se estaba parando muy bien al estadio Quiteño. Apenas una ocasión, anulada por posición adelantada, habían tenido los locales ante los jaguares, más un par de insinuaciones en tiros libres.
Tras unos diez minutos de estudios en los que FAS gozaba de una tenencia “estéril” del balón, surgió la primera emoción. En un tiro libre de Miguel Ochoa, apareció a la altura del segundo poste Néstor Renderos para definir de cabeza, tal y como lo ha hecho durante el torneo en un par de ocasiones. Mientras el público local gritaba el gol, el línea levantaba la banderola para anular la acción por posición adelantada, muy justa y difícil de señalar, pero correcta.
Más allá del susto, el juego estaba donde lo quería la visita, en el “congelador”, casi sin ocasiones reales. Estaba haciendo el “negocio” de sacar provecho de su condición de haber acabado arriba en la tabla y de cerrar en su casa.
El “Jaguar”, cuando tenía el balón, buscaba a David Rugamas con pelotazos, pero la mayoría eran mal lanzados, sin opción alguna para el delantero, salvo el que filtró al 15’ Josué Flores, pero que fue cortado a tiempo por el arquero Luis Contreras, quien se anticipó al goleador metapaneco y del torneo.
En un nuevo tiro libre, la única fórmula con la que FAS daba esperanzas a su afición, y el tercero que cobraba Ochoa, Rafael Burgos cabeceó desviado, y chocó con el defensa rival Cerritos. El tigrillo se llevó la peor parte y, aunque volvió al campo, tuvo que abandonar el partido al filo del primer tiempo.
Una mano de Cerritos, al 33’, dio un nuevo tiro libre a los tigrillos, e a unos dos metros de una esquita del área grande. Ochoa lo cobró directo (en el primer disparo a portería válido), y rechazó el arquero Henry Hernández, casi un espectador, aunque no más que Luis Contreras, que podía dormirse tranquilamente.
No se miraba por dónde podía llevar peligro FAS, más allá de los balones parados, pero en una contra, de cuatro tigrillos versus cinco de Metapán, que corrieron mal, se abrió la ocasión. Se escapó Morán por derecha, y cerró el centro por bajo, en segundo poste, Walter Martínez para poner a ganar a FAS.
Casi se complica el meta tigrillo Contreras, quizás estaba aletargado, en un pase retrasado y en el que fue a presionar Rugamas, pero todo terminó en un saque de banda para cerrar el primer tiempo.
Cambio de esquema
Para el complemento, Metapán renunció a la doble contención y entró Paolo Suárez para buscar más ataque. Sobre el 48’, llegó el primer disparo jaguar, un remate por las nubes de Rugamas.
Al 53’, Contreras dejó de ser espectador, al tapar un mano a mano a Parkes, en una gran acción colectiva de Metapán, que estaba con nueve por lesiones de Cerritos (sustituido) y Clavel, mientras que FAS tenía diez (lesión de Pérez).
Ahora era Metapán el que proponía, y volvió a llegar al 57’: tras un pelotazo de Flores, la bajó Cerén y remató Rugamas, pero de nuevo arriba. Y sobre el 62’, en un tiro de esquina, cortó Contreras y la bola le quedó a Molina, quien la voló.
Este era otro Metapán, que dominaba el encuentro. La pregunta era ¿por qué no jugó así el primero? Claro, quizás cambiaba la idea el DT y no le salía y brindaba muchos espacios.
Pero lo cierto es que el que “pega primero, pega dos veces” porque siempre es más difícil remar contracorriente, y FAS le volvió a pegar al jaguar.
En un balón parado, tras una falta de López sobre Martínez, el “Peri”, de los más bajitos de FAS, le ganó a todos por arriba y cabeceó al fondo desatar la alegría tigrilla (74’).
Le quedaba poco tiempo a Metapán para al menos descontar y buscar ganar por un gol en su casa para acceder a la una nueva final. Y llegó, tras un tiro libre de Flores que pegó en el travesaño. La bola quedó suelta, remató en el área López y, en segundo poste, apareció Suárez para empujarla (81’).
Ese gol podría ser clave para los jaguares, que les bastaría con ganar por diferencia de un tanto para pasar a la final. Solo el empate le basta a FAS, cuyo entrenador, Agustín Castillo, llegó a los 200 triunfos en 440 partidos.