El estadio Quiteño se pintó con los colores rojos y azules. Sin duda alguna, la mejor entrada de todo el torneo para los santanecos, quienes en este aspecto vivieron momentos más tristes.
Ahora todo era felicidad. Los rencores con la dirigencia tigrilla se hicieron a un lado, con el objetivo de apoyar al equipo en una etapa muy importante de la competencia, que quizá para muchos, contra todo pronóstico.
Desde muy temprano y en la carretera hacia Santa Ana se veían a los grupos de seguidores fasistas alistándose para ser recogidos por las diferentes excursiones que salieron de diferentes partes del país, como por ejemplo San salvador y Sonsonate, de donde salen algunas peñas organizadas. Pero así también lo hacían algunos carros, pick up, camiones, en los cuales se identificaban por las personas que vestían la camisa del equipo santaneco.
Alrededor del estadio, la mayoría de las calles presentaban tráfico, por las filas que hacían los vehículos para ingresar al parqueo de este escenario, que a una hora del inicio del partido, ya se mostraba llenó. Por lo que otros lugares fueron usurpados para parquear, habiendo también quienes aprovecharon el momento, para hacer de esto un negocio.
Mucho optimismo dentro de los aficionados, por la forma en la que había llegado el equipo hasta esta instancia, confiando en que sacarían un resultado positivo, para llegar con cierta tranquilidad al partido de vuelta, a la que también están planificando estar en un buen número.
Lo llamativo fue quienes confiando en la voluntad de otros, se fueron al estadio y cerca de las entradas de acceso, pidieron alguna colaboración económica para completar para comprar alguna entrada. Aunque esto no es la primera vez que se da en este estadio.
Los santanecos disfrutaban de su fiesta. El sector popular lo llenaron, hasta el punto que algunos fueron trasladados hasta el sector que se había reservado para la visita, en el lado norte, porque había mucha aglomeración en el centro. Pero también hubo muchos que decidieron no moverse y vivir el encuentro de pie, saltando y cantando a todo pulmón las canciones, junto a la Turba Roja, que había decorado su sector y con una pancarta que decía: “El tigre y su cueva nunca se @web@n”.
Y como la idea era no dejar de alentar, también aparecieron las canciones que negativamente están dedicadas a los naranjas y blancos, aunque el rival era otro, pero que hacen resaltar el orgullo blaugrana.
Entre las curiosidades es que cuando Metapán hizo su ingreso a la cacha, para ir a saludar a su afición, aparecieron los fuegos artificiales, los que generaron la admiración de muchos, pero también enojo, porque estas se habían adelantado. Pues la planificación era para el ingreso del equipo local.
También llamó la atención que unos minutos antes de la hora oficial, solo dos torres de iluminación estaban encendidas. Cuando el equipo tigrillo ingreso a la cancha, después del calentamiento, estas se encendieron, así como también el ambiente festivo, del que ya se extrañaba en este estadio.