La pasión al rescate

Una columna de Fernando Palomo

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Foto Por edhdep

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2015-12-20 5:52:00

Pocos partidos más importantes que una final de fútbol, pocas finales más grandes que una final entre dos grandes. Dos equipos de historia grande, para lo pequeño que es nuestro fútbol y un marco grandioso de público. No importa lo lento, impreciso, discontinuo y sospecho que hasta torpe juego que de cada fecha del fútbol de Primera División, algo anda bien en el cuando un partido genera la expectativa que ayer llegó al Estadio Cuscatlán.

No se llenó porque hubo a quien le importó la poca seguridad, el olor a orines de los baños del estadio, lo incómodo de sus asientos, los populares improperios, el irregular campo de juego. Hubo a quienes no le importó lo anterior y quisieron ver lleno el templo de nuestro juego. Homenaje a lo que hemos construido. Es nuestro juego y no importa todo lo anterior. Algo anda bien si lo anterior no importa y una final de fútbol nos sigue convocando, aún sin llegar, como convocó la final de este domingo. 

No importó el caso FIFA, ni los nombres de los conspiradores, ni la suerte del detenido, ni la corrompida estructura que sostiene nuestro fútbol. 

No importó la incapacidad de los dirigentes de hoy, ni las desconfianzas sobre los presidentes de los equipos que se enfrentaron. Algo anda bien en nuestro fútbol para que toda la podredumbre que lo rodea no interfiera en la final. Algo pasa, nuestro pequeño juego es capaz de vivir un partido grande.

Fueron los convocantes y su historia. Fue la nostalgia. El fútbol tiene esa extraña capacidad de superar los escenarios más apocalípticos, porque el fútbol es más grande que quienes lo manipulan a su favor. El fútbol es de la gente, de todos. Son frases como la del poeta español Javier Marías: “el fútbol es la recuperación semanal de la infancia”. El juego es de quienes lo inyectan de pasión, no de quienes lo envenenan a cucharadas. La pasión es lo que anda bien.

En El Salvador la pasión no ha muerto a pesar de sobornos, robos, engaños, mentiras, injurias, mentas, vicios. El fútbol salvadoreño es una pieza fundamental de nuestra cultura, sobrevive y lo seguirá haciéndo porque la pasión, queda comprobado, es brutal. ¿Cómo explicarlo de otra manera? Si han pasado conspiradores con y sin número, con y sin nombre, y la pasión por el fútbol no muere. La muestra fue ayer, un domingo de sol en el Cusca y con apenas fútbol y un gol. El fútbol pequeño, minúsculo de nuestro país y un partido de una pasión grande. El rescate está en la gente.