Pasan los años y sigue siendo el mismo hombre humilde que llegara para Alianza en 1985; jugaba en Guatemala y Juan Quartarone lo fue a traer para que le resolviera el viejo problema de meter los goles. Sin un curriculum espectacular, pero con un corazón enorme, y unos deseos de devengar su salario que ya quisieramos para muchas de nuestras estrellas actuales, llegó para ser campeón .
Era un futbolista callado, de esos que solamente hablan cuando lo creen necesario, que probablemente no tuviera el glamour de los consagrados pero que en la suma de sus virtudes, sus goles sacaba ventaja a la mayoría ya que su real valía estribaba en el empeño y voluntad que ponía en cada jugada como que si fuera la última, lo cual podría traducirse en una frase: amor por los colores que defendía.
Y con la afición de Alianza hizo click de inmediato.
Luego siguió su carrera en el Real España de Honduras, después pasó al Aurora y al Finanzas Industriales de Guatemala. Rubén regreso en 1991 para el Fuerte San Francisco y posteriormente peregrinó en otros equipos como el Apaneca, Acajutla, ADET y Municipal Limeño donde culminó su carrera.
Para entonces se había radicado en Acajutal donde puso un negocio de asados a la parrilla que siempre ha atendido personalmente y nunca ha tenido ambages para salir a ofrecer sus productos entre la gente porteña que siempre le ha brindado un cariño especial.
Paralelamente se graduó de entrenador y se dedicó a las nobles armas de la dirección técnica, siempre con una vida sana, ejemplar, de una personalidad fraterna, pero por sobre todo, humilde.
Es que en Rubén Alonso se conjugan en perfecta armonía un ayer y un presente, y lo que mas se admira es esa forma tan sencilla de conducirse que casi llega a enternecer, En 1998 dirigió a los albos y los condujo a su séptima corona, en 2003 hizo lo mismo con el San Salvador y quizás por ser un técnico apartado, sin esa pantonima y agrandamiento de muchos entrenadores que hablan con retóricas memorizadas, había tenido un alto en su carrrea dirigiendo a equipos menor nivel.
Pero en el torneo Clausura 2015 llegó como emergente en la fecha 12 al Alianza, en sustitución de Ramiro Cepeda y aunque debutó con derrota ante el Santa Tecla 3-2, después estuvo cerca de clasificarlo a la semifinal, no obstante se quedó en el repechaje ante el FAS.
Para este Apertura 2015 ya armó el equipo a su manera, exigiéndose y exigiendo a sus jugadores, siendo un ejemplo a seguir, pidiéndoles la entrega que el derrochaba. Y el fútbol lo compensó con la corona. Por eso lo celebró a su manera y lo fue a ofrendar a quienes más creían en él: los aficionados. Es un hecho sabido, en el fútbol los errores se pagan caros, más en los partidos cruciales. Y cuando se incurre en ellos, las mutitudes no lo soportan y se vuelven implacables y hasta crueles, pero la vigencia de Rubén está a la vista y con el además de respeto hay admiración.
Fuera de la cancha el hombres pausado, de poco hablar, pero cuando está con sus jugadores se entrega a su tarea con inusual entusiasmo. Un entrenador que sabe lo que quiere y como lograrlo, a quien no van a sacar de su idea en busca de los objetivos, disponiendo a sus hombres de la mejor manera sin atentar contra el espectáculo.Ese es el técnico de Alianza, el campeón, un hombre con una humildad tan grande como su amor por el fútbol.