Nadie mejor que los gobiernos autoritarios para reconocer la capacidad del deporte como herramienta de propaganda, o en su defecto, utilizar al deporte para librar batallas políticas. Ejemplos abundan. El deporte ha sido manejado en distintas décadas y desde distintos extremos ideológicos. Mussolini, Castro, Carter, Brezhnev, Putin & Co. y algunos innombrables, usaron el deporte o a los deportistas para promover sus fines políticos.
Algunos con mayor elegancia que otros. No pondría a ninguno de los políticos salvadoreños cerca de esos estadistas pero, tras el ajuste presupuestario anunciado por el INDES, no dudo en la intención de los nuestros de utilizar al deporte como instrumento para desarrollar su agenda de alborotos. Es para lo único que lo usan.
El 2016 está a tiro de piedra. Figura ideal para ilustrar lo que significa que al Comité Olímpico de El Salvador – COES – le retiren las migajas que llegaban desde el Estado. Es una pedrada a la ilusión de los deportistas que representarán a nuestro país en los Juegos de Río. Durante décadas el deporte olímpico de El Salvador ha sacado la cabeza a flote, aún y a pesar de la evidente falta de interés de distintos gobiernos salvadoreños y lo tendrá que hacer de nuevo. El COES, en varias versiones administrativas, ha logrado enviar con esfuerzos extraordinarios a representativos deportivos normales. La calidad de los mismos, un reflejo de la incierta política deportiva imperante en el país. El deporte les interesa a los gobiernos, hasta cierto punto. Hasta el punto que sirve de utensilio político. No es un interés de nación.
Las diferencias entre los organismos que conducen el deporte en nuestro país no son nuevas. COES e INDES se han enfrentado desde el día en el que coincidieron en el mapa del deporte nacional. Uno intenta cuidar por los deportistas de alto rendimiento, aquellos que conforman las delegaciones nacionales. El otro cuida la agenda política del gobierno de turno.
El INDES nació en 1980 por impulso del gobierno de facto para quitarle el control del deporte nacional al COES, entonces dirigido por el coronel José Larios Guerra. El militar condujo con mano dura el deporte olímpico salvadoreño desde 1967 hasta el nacimiento del INDES, cuando arranca una batalla entre instituciones que llega hasta hoy. El interés de los gobiernos de turno es, a través del INDES, controlar el deporte para exprimirle rédito político. El interés de los políticos es servir a sus partidos y buscan las armas que les puedan generar votos. El deporte es sólo un camino para conseguirlos. Así me lo dijo una vez el ex presidente Saca: “no haré nada en el deporte que no tenga una consecuencia política”. Así fue y así ha sido.
El proceso de construcción de un deportista de élite toma mucho más tiempo de lo dura un gobierno en El Salvador. Los políticos no han invertido para atender la edificación de una base sólida o el fortalecimiento de la educación física como parte fundamental de la educación. No verían sus resultados a tiempo de las siguientes elecciones. De ahí que no salgan deportistas de alto rendimiento. De ahí que al gobierno no le interese el deporte olímpico. No merece la pena usarlo como herramienta de propaganda, aunque si valen sus mensajes para cumplir con su agenda política.