Tres semanas de pretemporada tenía Efraín Burgos con la UES y el objetivo era continuar para el Clausura 2016, en busca de salvar la categoría. Pero toda esa planificación se cayó. El entrenador presentó con su asistente y preparador de porteros la carta de renuncia irrevocable el martes por la mañana. Solo Horacio Reyes, el preparador físico, quedó al mando interinamente.
Burgos explicó las razones de su salida. “Hemos sotenido varias reuniones con la gente que se ha quedado temporalmente con el equipo, la causa más grande para mi decisión es que por ser institucional la UES, por sus estatutos, el Rector y Vicerector deben ser presidente y vicepresidente y por cuestiones políticas no las han podido elegir y el equipo está acéfalo, sin presupuesto, sin personas que puedan tomar decisiones con líneas gruesas como las contrataciones de jugadores, en especial con los extranjeros. Hay gente que trabaja temporalmente peor no son los que puedan tomar decisiones y no tienen el presupuesto”.
“Chirolón” tenía a tres nacionales a prueba con el cuadro escarlata, entre ellos Mauricio Vaquerano, quien jugó hace años con Alianza y Balboa y dos jugadores de San Pablo Tacachico, Bryan Hernández y Aguirre.
“Ni tan siquiera esos chicos que llamé para reforzar al equipo se les pudo hacer contrato, aunque había dado el aval. No se podía hacer nada. Los jugadores necesitan de una seguridad laboral, menos se podía hacer por algún extranjero que interesara porque no había posibilidades de enviarle su boleto aéreo ni de tener un hotel para albergarlo”, agregó.
El tiempo era su peor enemigo para él. Mientras el Torneo Clausura 2016 debe arrancar el 16 de enero, las autoridades de la Universidad regresarían a sus labores hasta el día 18. “Mi objetivo no era pelear por el descenso el torneo pasado, si no dejarlo entre los mejores ocho. Queríamos mejorar pero todo se paró por estos obstáculos”, señaló.
Para Burgos su mayor tranquilidad fue que deja cerca al equipo de tres equipos cuando se reactive la competición, en la lucha por evadir el descenso. “El barco no lo dejé en el naufragio si no a la orilla de la playa, a un metro de Marte, a dos de Sonsonate y a cuatro de Juventud o Firpo, espero que el nuevo entrenador pueda tener este barco en puerto seguro. No me voy peleado con nadie como se puede creer, fue una decisión por sanidad en ambas partes”.
También tuvo palabras de agradecimiento. “El jefe del departamento de unidad financiera, el licenciado Mejía, fue quien luchó para que se nos cancelara una deuda de 4 meses. Soy honesto en decir que las autoridades universitarias no me fallaron, me pagaron hasta el último centavo que gané hasta diciembre”.
En cuanto a su futuro, explicó: “En este momento no tengo acercamiento con nadie, solo espero que suene el teléfono para una nueva oferta de trabajo, para seguir teniendo buenos resultados”.