Y México vendrá al Cuscatlán, también lo hará Honduras y Canadá. El Salvador cumplió anoche en el coloso de Monserrat, derrotó a Curazao 1-0 certificó el pase a la cuarta ronda eliminatoria mundialista y prolongó el sueño hacia Rusia 2018. Ahora, la pelota está en manos de los de traje; ojalá y no lo conviertan en pesadilla.
Jorge “Zarco” Rodríguez presentó un cuadro distinto al de Curazao. Por las circunstancias, Henry Romero salió acompañando al centro de la zaga a Jonathan Barrios por la ausencia de Alex Mendoza, y Richard Menjívar hizo las de Darwin Cerén y Narciso Orellana, Pablo Punyed y Arturo Álvarez salieron desde el principio.
Eso sí, el esquema lo varió al mínimo. El mismo 4-4-1-1con Larín tirado por izquierda, Xavi García por derecha, Barrios y Romero al centro, Menjívar y Orellana en la destrucción y Punyed, Álvarez, “El Ruso” alimentando a un “Puma” Peña que volvió a salir a reventarse solo adelante.
Las mismas circunstancias obligaron a Kluivert a salir ofensivo y paró su equipo con línea de tres, pero cuidando la marca con cinco volantes y dos delanteros que al final no le redituó demasiados réditos porque El Salvador siempre estuvo ordenado en la marca por el medio que dificultaba el avance del rival y lo obligaba a retrasarse e intentar con pelotazos en busca de Nepobuceno o Van Kessel, los hombre enviados a generar el peligro adelante.
Sorprendió el “Zarco” con un equipo buscando el resultado, sin esconderse atrás y tirado al frente. Aunque “Puma” Peña bregaba solo al frente, los laterales hacían daño, sobre todo Larín por izquierda. Así se puso arriba la Selecta, al minuto 8.
Una falta de Carmelia sobre Menjívar generó el tiro directo de Arturo al corazón del área que encontró la cabeza de Jonathan Barrios para hundir la pelota en el ángulo bajo derecho de Room. El Salvador cumplía el objetivo de ponerse arriba y obligar a Curazao a ir a buscar el partido, para tratar de sorprender con las contras.
Curazao acusó el golpe, sobre todo porque no encontraba cómo superar la madeja tejida por el “Zarco” en el medio terreno, que obligaba al rival a dividir el balón, en una de esas, al 12’, tuvo otra ocasión la Selecta cuando el “Ruso” se combinó con Menjívar, pero el contención nacional no pudo batir a Room y estrelló la pelota en el pecho del arquero. Dos minutos más tarde Van Kessel tuvo la única de Curazao en los primeros 45 minutos, pero mandó su disparo arriba del marco de Henry Hernández.
Curazao empezó a encontrar el balón a partir del 15’, cuando trató de dormir el ritmo con balones hacia atrás, y llegó a 20’ con su dominio mentiroso porque El Salvador no abría filas y lo obligó a probar de media distancia. Y siguió así el partido hasta el descanso.
El descanso llegó con una Curazao levemente mejor, pero con un El Salvador que no renunció al ataque y tuvo aproximaciones que inquietaron a Room.
El complemento
Mandó el “Zarco” a Invin Herrera por Punyed tras el descanso para hacerle compañía a Peña, pero, curiosamente, a la Selecta le costó llegar con claridad con dos delanteros que cuando tenía uno. Curazao salió lanzado al ataque, pero siguió con la impotencia de superar el muro azul y blanco que comenzaba desde tres cuartos de cancha para atrás.
Y cuando superaba el muro, siempre se encontró con un gran Henry Romero en los cierres perfectos o con la seguridad de Henry Hernández, que topó un par de tiros de Gevaro Nepobuceno y Kemy Agustien en la línea.
Tuvo El Salvador la oportunidad de aumentar la ventaja, pero Room le tapó un gran disparo a Herrera y lo volvió a hacer con el contrarremate.
Curazao estuvo cerca a diez minutos del final, pero Alex Larín le dijo no cuando sacó un disparo en la línea, la respuesta salvadoreño vino en la contra con Jaime Alas, y el rechace de Martina obligó a Room a apurar el despeje.
Se puso bonito el partido en los últimos partidos, pero a Curazao ya no le alcanzó, por más que intentó, con más ímpetu que oficio.
El Salvador cumplió anoche a una gran afición que no se cansó de gritar y alentar. Tal vez no con el mejor fútbol, pero sí con una actitud que invita a seguir creyendo que, con trabajo serio, podría llegar lejos, o al menos ser protagonista en la cuadrangular.