La era del Primi

Una columna de Fernando Palomo 

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El Vida ha sido el último equipo que ha dirigido Maradiaga en Honduras. 

/ Foto Por latribuna.hn

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2015-09-27 10:19:00

Ese día no me llevaron al estadio. En la lista de prioridades elaborada por mis hermanos, estaría en los últimos lugares para ocupar uno de los escasos espacios disponibles. Con apenas ocho años de edad, yo no estaba en condición alguna de reclamar que me llevaran al Cuscatlán a ver a la Selección enfrentar a Honduras por la eliminatoria mundialista rumbo a España 1982. Podía acompañarlos al hotel de la selección y saludar a los jugadores, pero no ir al estadio. 

Cuando mis hermanos regresaron a casa, todo eran historias. Cuentos de un estadio repleto, de un ambiente inolvidable. De una selección que volaba con la pelota. Era el primer partido entre ambas selecciones desde aquel enfrentamiento armado entre nuestros países. 

Aquella guerra del 69. El fútbol fue entonces una herramienta para cumplir con la agenda política y en 1980, el fútbol permitía que las renovadas relaciones tuvieran un símbolo: el saludo entre los capitanes. Juan Gilberto Quinteros, el capitán de quienes vestían uniforme azul, con una “ES” . 

Ramón Enrique Maradiaga, capitán del equipo vestido de blanco, con el adorno de una “H”. Notará Maradiaga que de aquella época hasta ahora, en más de tres décadas, no ha cambiado mucho en el fútbol nacional. El Cuscatlán ya no se llena como en esos años. Notará que el césped ya no es aquella alfombra que muchos envidiaban. Pero, cuidado con reclamar por mejores condiciones para la casa de la Selecta. 

Notará que los comunicadores de aquel entonces saltarán al ataque. Sí, aunque se sorprenda, continúan vigentes gracias a una audiencia complaciente que tolera las mentiras. 

Notará que el desierto de opiniones está poblado de los mismos comunicadores de aquella época, los que imprudentemente restan crédito a opiniones distintas. 

Notará Maradiaga que las generaciones de jugadores no son como las que él enfrentó. Los procesos, no se han respetado. Notará que El Salvador se durmió en el desarrollo de su deporte. Maradiaga tendrá que trabajar por establecer una idea, reconocer un grupo de jugadores y notará que lo mismo que le ha sucedido a sus antecesores, le podría suceder a él. Es muy probable que le trunquen el camino. 

Roca le anticipó en la Copa Oro sobre las condiciones con las que trabajaba y que el equipo es joven porque tuvo que renovarlo tras el fiasco de los amaños. Sin embargo, notará Maradiaga que ese grupo de jugadores todavía cuenta con la cualidad que él tanto admiró de los futbolistas salvadoreños: picardía, astucia. 

Advertirá Maradiaga que la Federación no invierte en buenas condiciones para los jugadores de la selección. Se habrá enterado ya porque lo declaró el Zarco Rodríguez. Ahora tendrá que hacer suyos esos reclamos y pedir mejor ambiente y mayores comodidades para su grupo de trabajo. 

Reparará que tiene muchos áridos caminos por transitar. Que su fe, quizás es más grande que la fe de los locales. Cuando su paso termine, hay a quienes nos complacería saber que las condiciones cambiaron y que las señales de identidad se han recuperado. Lo que ahora Maradiaga tiene como reto, es que ese estadio vibre como en sus mejores épocas.