Un cocotero de 90 grados

El fútbol no suele combinar con el alcohol, menos con un equipo de Segunda compitiendo en la Primera

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Sonsonate. 13-09-2015. En la octava jornada de fútbol mayor el Sonsonat, se impuso 2-0 a la Universidad de El Salvador (UES). La afición universitaria viajo hasta el estadio Ana Mercedes Campos. Foto Douglas Urquilla / Foto Por DU

Por Manuel Cañadas | Twitter: @Memecanadas

2015-10-05 10:00:00

En este fútbol de nuestras frustraciones, son tantos los desaciertos de la gente que dirige, como para que quepan admisibles disculpas. Son incontables los motivos que algunos dan para la crítica o la censura, de las cuales cabe derivar sobradas culpas. Y aunque los nuevos despropósitos ya no sorprenden, sí incomodan porque atentan contra nuestro cada día más degradado movimiento futbolero.

Por eso cuando las ofensas vienen de gente que ocupa altos cargos dirigenciales, se vuelven más espectaculares pues provocan diversos sentimientos que van desde el estupor y hasta la lástima, no por ellos, sino por ese movimiento que a menudo es orientado y dirigido por personas sin clase, carentes de respeto. Y no es que solamente a determinados aficionados de los tendidos populares les siente perfectamente la patanería, porque dentro de aquellos estrados abunda la gente digna, no por cuantitativa, sino por las cualidades afectiva y nobles que derraman donde campea la solidaridad y la consideración hacia sus semejantes.

Todo eso para referirnos al triste papel que de manera reiterada y en condiciones etílicas ha venido desempeñando el mandamás de los cocoteros del Sonsonate, el licenciado Pedro Contreras. Se ha vuelto una constante que cuando su equipo no gana o no rinde, recurre al ultraje y a la ofensa hacia sus jugadores al exigirles resultados para los cuales no están capacitados. Y la última perla de ese rosario sucedió el sábado pasado al finalizar el partido contra el Pasaquina donde lanzó vituperios en contra del entrenador Héctor Jara, a quien culpó de la derrota y lo echó del equipo públicamente y, alguien en el afán de informar le puso los micrófonos y él no tuvo ambages para lanzar sus diatribas plagadas de fuego verbal, que son indamisibles por más que el chileno haya creado infundadas expectativas con su discurso cercano a la mitomanía.

Y decimos que no nos sorprenden tales actitudes porque en el pasado hemos tenido dirigentes que han acudido hasta a la agresión física dentro de un fenómeno que siempre va a existir, porque el fútbol es un contínuo choque de intereses que a menudo da paso al fanatismo cuando se carece de mesura y respeto. Alguien debería explicarle que con un plantel tan limitado no se pueden hacer milagros, que los muchachos basan su fortaleza en la garra y el coraje pero que en el fútbol eso solamente es una parte; que pueden ganar algún partido pero la regularidad y el nivel lo van alcanzar con elementos capacitados y formados.

Y dentro de tales coordenadas, existe otra realidad y es la carencia de educación y ante ello hay que declararse impotente porque no hay forma de contrarrestarlo a menos que por la coacción, pero como ellos ponen, ellos deciden, ellos ofenden a quien quieren y como quieren. Tal actitud pues, es escasamente alentadora, una negativa situación que protagoniza un señor enfermo de fanatismo que acude a los gritos e insultos para deteriorar más la imagen de la clase dirigencial.

Por nuestra parte reconocemos el derecho de gritar y decir lo que quiera que a todo aficionado le corresponde, pero nos parece triste y censurable que un dirigente lo haga de esa manera, porque si en un puesto de tan alta significación y responsabilidad, el respeto a personas e instituciones, siempre resulta exigible, tanto o más lo es cuando viene de una persona que actúa bajo un marco donde el respeto debería ser consustancial con ella.

Y aunque sabemos que tal situación se da por esos cacicazgos donde impera el yo pongo el pisto, yo doy las ordenes y se hace lo que yo digo. Actitud que ha resultado deningrante para el fútbol, el equipo cocotero, su noble afición y para los miembros de la dirigencia del fútbol en general, aunque en rigor, solamente se trata de una nueva gracia. Por ahora se ha dicho que el señor dirigente le presentó disculpas al entrenador chileno Héctor Jara, pero lo mejor sería que ya no siguiera con sus desmanes.