Usualmente, se ven artículos por ahí donde se resaltan los estadios más grandes del mundo. Mientras más gigantes e intimidantes sean, “mejor”.
Hay otros que destacan en el tema tecnológico. Hacen alarde de sus innovaciones costosas, y de su presencia en la vanguardia.
Pero hay otros, tan simples, tan básicos, que igual, en este caso no son objeto de admiración por eso, sino más bien por la enorme belleza que los rodea. En agunos casos, ese entorno es obra y vida de la madre naturaleza.
En otras ocasiones, el hombre es quien modificó el ecosistema y dio vida a ciertos paisajes y relieves que valen la alegría, y no la pena, resaltar.
Imperdibles todos. ¿A nadie se le antoja ir alguna vez a cualquiera de estos?