Pasa siempre que llega un nuevo técnico. El mismo cuento. Los técnicos locales lo cuestionan sin conocerlo. Los periodistas locales atacan su trayectoria, sin estudiarla. El cambio de ciclo, el arranque de una nueva era, siempre acompañado por un guión que no cambia. Un manual con poco estilo, pero instalado como un modo de operación. Una manera perversa de quedar en evidencia como un medio poco educado y mal intencionado.
Un nuevo entrenador para la selección, recibido con el sonsonete del pesimismo. Su nombre, utilizado como vehículo para atacar a sus empleadores. Una excusa para llegar a los verdaderos responsables de la incertidumbre en la que reside el deporte más popular del país. Técnicos con distintas ideas de juego han pasado en los últimos años. Una referencia directa de la carencia de perspectiva.
La crítica ha sido dura. Instala al recién llegado en un lugar de presión para nada ideal. La competencia oficial está a menos de un mes y su tardía llegada no es responsabilidad de su parte, pero se le culpa por ello. De nuevo, otra víctima de las pobres formas de la Federación que lo contrata. Otro proceso que terminará en pesadilla. “El tiempo está encima y la eliminatoria no será nada sencilla” le recuerdan.
Como ese comentario, otros. Desacreditando al entrenador sin conocer a fondo su manera de trabajar. “Es el técnico que se puede tener, no el que se quiere tener”. Una opción viable, pero no la deseada. Algunos lo califican de interesado. Así lo creen, por romper el vínculo que lo comprometía con el club que dirigía cuando recibió el llamado de la Federación: “muestra más ser un mercenario que un buen entrenador”.
Al nuevo entrenador no lo han recibido como sería justo hacerlo. Conocer sus antecedentes y analizar su método habría sido mejor que cuestionarle por su procedencia o por sus registros recientes. Pero es la manera de operar de medios que se resisten a cambiar de prisma. Siempre encaprichados por eternizar el ciclo que impide profundizar en el análisis del juego como tal. Obsesionados en ser los protagonistas. Así ha sido la llegada de Juan Carlos Osorio a México.
¿O pensaban otra cosa?