Fútbol sin tradición

Las nuevas generaciones están privadas del recuerdo de las grandes figuras que ha dado nuestro fútbol, verdaderos ejemplos de amor por la camisa nacional

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Alianza y Aguila empataron en el Estadio Cuscatlán. Sus seguidores como siempre presentes en los graderíos.

/ Foto Por Mauricio Cáceres

Por Manuel Cañadas | Twitter: @Memecanadas

2015-10-25 8:02:00

Una manera de respetar y conocer nuestro fútbol estriba en rescatar valores del pasado y traerlos a consideración de las actuales generaciones. Ya sea por sus hazañas, sus excelsas condiciones para el fútbol o por su calidad humana, son el legado que nos deja la historia y que debe proyectarse hacia los actuales valores.

Es penoso ver como los aficionados desconocen a grandes figuras como Norberto “Pajarito” Huezo, Francisco “Paco” Jovel, Luis Baltazar Zapata, Mario “Macora” Castillo, Carlos “Papo” Castro Borja, Efraín “Chirolón” Burgos, Leonel Cárcamo Batres, Chico Contreras, William Chachagua, Adonay Martínez, Nelson “Piocha” Rojas, Milton “Tigana” Meléndez, Miguel Estrada Cuerno, Carlos Rivera, Giovanni Trigueros, Óscar “Lagarto” Ulloa, Mauricio Cienfuegos, Edgar “Kiko” Henríquez, Marlon Menjívar, Mario Marín Paredes, Wil y Milton Huezo y ya no digamos a los generaciones anteriores como Salvador Mariona, “Pipo” Rodríguez, la “Baiza” Ruano, Volkswagen Hernández, Armando Chacón, Edgar Nolasco, Óscar “Negro” Herrera, “Paco” Francés.

Ello vuelve evidente que no hemos sabido capitalizar el aporte de recientes y viejas generaciones. Por eso debemos lanzar la mirada hacia otros países en los cuales se siente gran respeto y admiración por las figuras de antaño.

En Argentina, por ejemplo, aparece un nuevo valor y es inevitable la comparación con Maradona, Bochini, Norberto Alonso; en Brasil, con Pelé, Zico, Tostao, Dunga, Rivelinho, Garrincha; en México, con Manuel Negrete, Enrique Borja, Hugo Sánchez, Antonio “Tota” Carbajal. No solamente se trata de comparar nombres, acciones, similitudes y diferencias, también se analizan dominantes técnicas y se profundiza sobre la influencia que tuvieron en el fútbol de su tiempo.

En nuestro país han abundado grandes jugadores, pero inexplicablemente se forma en torno a ellos una cortina de olvido que los envuelve y los despoja del corazón de los aficionados y lo que es peor de los niños. Otro factor que ha contribuido a destruir la imagen de los grandes futbolistas, tiene mucho que ver con su rol de entrenadores.

Aceptamos como razonable y válido el empeño de los viejos cracks por prolongar su presencia en el fútbol mediante otros roles, desde ese momento su papel cambia, y así son analizados y cuestionados en su nueva gestión. Su pasado ilustre se irá diluyendo y se volverán uno de tantos. Hay técnicos con un pasado grandioso como futbolista cuyo rol como entrenadores ha opacado su verdadera esencia como futbolista, es el caso de Raúl Magaña, Salvador Mariona, Raúl “Cayito” Mejía, Mauricio “Pipo” Rodríguez, Leonel Cárcamo Batres, Luis Baltazar Zapata, José Luis Rugamas, Mauricio “Tuco” Alfaro.

El verdadero aficionado no abunda en nuestro medio, debe estar por encima del hecho circunstancial en la vida de un gran futbolista. Debe rescatarse la grandeza de su trayectoria y de su personalidad y a despecho del tiempo transcurrido y de otras actividades que intente dentro del espectro deportivo su imagen debe perdurar nítida y transparente en su viaje por los caminos de la tradición y de la historia.