SAN JUAN OPICO. Juventud Independiente recordó lo que se siente ganar después de doce partidos sin saborear la victoria. Su víctima fue un Sonsonate que venía en alza, invicto con su nuevo técnico, pero que no pudo con el ímpetu de los opicanos y cayó derrotado 2-0 en un partido con dos caras.
La primera, triste, aburrida, sin casi emociones y con ambas escuadras sin demostrar la urgencia de los puntos.
Apenas dos ocasiones por ambos equipos en los primeros 45 minutos. Las de los locales al 1’, en una bola que bañó a Rosemberg Cueva que Óscar Cortez no alcanzó a llegar y la otra al 15’, cuando Juan Carlos Alas exigió al portero Óscar Martínez que sacó el disparo a córner.
Por los cocoteros, al 24’, cuando Julio Martínez sacó un disparo a quemarropa con los pies; la otra, al 41’, que Do Carmo alcanzó a pegarle en el área, pero su disparo, suave, lo controló el arquero.
Y el descanso llegó con la impresión de dos equipos que se habían respetado y que resolvieron el encuentro en el medio campo. Y cuando se atrevían a llegar a las áreas contrarias eran bien contenidos.
Ahí se lució Aníbal Parada, por Juve, y Cueva, González y Quintanilla, por la visita.
Sorpresa
Lo mejor lo había reservado para el complemento Juventud Independiente, que salió decidido al frente y contó con la fortuna de encontrar una desconcentración rival para irse arriba.
Cuando todos se acomodaban en el Complejo opicano, al 46’, un saque de banda que llegó a los pies de Álvaro Guardado y el centró de este encontró a Jefferson Viveros que entraba como tromba por el centro para vencer a Martínez. Locura en Opico.
Cinco minutos después, cuando Sonsonate estaba lanzado por el empate, un rechazo desde el área de Juventud halló a Adalberto Hernández, quien en una descolgada por izquierda habilitó al colombiano Viveros para que definiera suave por bajo para el segundo tanto local.
Juventud pudo aumentar la ventaja, pero Erick Rivera erró un par de ocasiones.
Sonsonate insistió, pero no pudo con el muro defensivo local y terminó con la agonía de un rival que ya había olvidado lo que es ganar.