El debut de la Selecta en la Copa Oro deja sensaciones ambiguas: por un lado, un paso adelante en lo que a juego y actitud se refiere. Importante. Por el otro, un resultado que no termina de convencer, teniendo en cuenta la calidad del rival y pensando en los que se vienen en los próximos dos partidos, Costa Rica y Jamaica. Ganar ante Canadá era clave para poder pasar a los cuartos de final. Hoy, hay que decirlo, se le pone cuesta arriba esa clasificación.
Hablemos de fútbol y del paso dado. La Azul tuvo pasajes de buen fútbol, de conexiones colectivas, de generación de ideas en ofensiva, esa que tanto se reclamaron contra St Kitts & Nevis. Cuando se conectan en ofensiva Arturo Álvarez y Pablo Punyed aparece lo mejor de este equipo, calidad europea al servicio de El Salvador. El juego se hace más fluido, peligroso, con otra dinámica y circulación. Cuando no entran en juego, en cambio, las chances de amenazar al arco rival, se esfuman. Falló otra vez Jaime Alas, el tercero de esa línea de volantes ofensivos y tampoco fue solución el ingreso del Ruso Flores. Habrá que ajustar alguna pieza por allí.
La noche de Carson –donde la afición salvadoreña dio un espectáculo incomparable- estuvo apuntalada por una figura joven que crece con cada partido azul. Richard Menjívar fue el jugador de la cancha y fabricó una jugada de crack en el área chica rival que ningún compañero llegó a empujar al gol. Un video para guardar sobre como resolver en los metros decisivos. Pero más allá de esa jugadón puntual, Menjívar fue un bastión fundamental en la media cancha para ahogar los tibios intentos canadienses y empezar a generar la salida del equipo desde su campo. Volante completo y funcional.
Arriba, la temprana salida de Darwin Bonilla obligó el ingreso de Irvin Herrera. No desentonó. Tuvo sus chances pero siempre chocó con un seguro Kenny Stamatopoulos, el arquero griego, que ataja en Suecia y defiende los colores de la Selección canadiense. Le ahogó el grito en cada uno de sus remates.
Junto con Menjívar, Alvarez, y Punyed, el otro punto alto de la Selecta estuvo abajo, en la portería. Derby Carrillo resolvió con solvencia y ubicación las contadas llegadas canadienses. Muy bien de arriba, contagió siempre seguridad. Eso es clave. Para el portero y para el equipo.
Puntos a corregir, claro que los hay. Y muchos. Por momentos la defensa se vio con dudas y ciertas desconcentraciones. Habrá que ajustar la salida desde el fondo, donde Milton Molina no tuvo el criterio de otros juegos y dividió demasiados balones. Habrá que lastimar más con los laterales. Habrá que, otra vez, trabajar en la definición, déficit histórico de este equipo. Y también habrá que revisar las “lagunas” de juego que se dieron sobre todo en el segundo tiempo. Quizás sea una merma física, quizás una cuestión de mentalidad. Dio la sensación de que se pudo arriesgar más para buscar esa victoria necesaria, buscar un planteo más audaz en el campo contrario. Para que las impresiones al final de la noche no fueran tan dispares entre juego y resultado…