¿Ha realmente progresado el fútbol del Caribe?

Sus cuatro selecciones avanzaron en Copa Oro y ya se habla de su crecimiento, incluso por encima de Centroamérica. ¿Es tan así?

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Maikel Reyes, celebra el gol con el que Cuba venció por la mínima a Guatemala y los clasificó a cuartos de final de Copa Oro.

/ Foto Por EDH

Por Claudio Martínez | Twitter: @martinezchino

2015-07-16 8:01:00

El pleno de equipos caribeños en la Copa Oro, con Jamaica, Trinidad y Tobago, Haití y Cuba en cuartos de final, ha disparado una aseveración masiva: “el gran progreso del Caribe”. ¿Pero es realmente así? Al mismo tiempo, el mal desempeño de las selecciones centroamericanas -0 victorias en toda la fase de grupo- se atribuye, en gran parte, al pobre nivel de las ligas locales. ¿Es tan así?

Algo es seguro: el fútbol del Caribe no está mejor organizado que el de Centroamérica y sus ligas, definitivamente, son peores que las de aquí. No solo porque lo marque el Ranking de la IFHHS -ninguna de las mencionadas está arriba del puesto 100- sino porque es fácilmente demostrable. La Copa Caribe, jugada en noviembre pasado en Montego Bay, fue un monumento a la improvisación: se jugaba cada dos días, con partidos de pobre nivel, incluyendo el interminable 0-0 de la final que consagró a Jamaica en los penales. Vi varios partidos -todos los que se emitían por streaming- e incluso hice una previa del torneo a doble página con el perfil de los ocho participantes, lo cual generó jocosos comentarios de mis compañeros de El Diario de Hoy, quienes aseguraban de “todos está hablando de eso en El Salvador del mundo”.

Hace exactamente seis meses, cuando finalizó en Jamaica el Premundial Sub 20, justamente se hablaba de lo contrario: del fracaso de los equipos caribeños. Ninguno de sus 5 equipos de la zona llegó ni siquiera a disputar el play off por el boleto a Nueva Zelanda 2015, lo que suponía al menos quedar entre los 6 mejores del torneo. El mayor fracaso fue Jamaica, el local, pero también decepcionaron los otros cinco: Cuba, Haití, Trinidad y Tobago y en menor medida Aruba. Entrenadores a cargo de los informes técnicos de la CONCACAF e incluso scouts de clubes europeos coincidían en ese estancamiento del Caribe.

Que hayan clasificado los cuatro del Caribe se debe, en mi opinión, más a una suma de casualidades que a un progreso sostenido del fútbol de la región. Eso, en el mejor de los casos, quedará expuesto en caso de que se repitan estos buenos resultados. En esta ocasión da más la sensación de que se aprovecharon del pobre desempeño de Honduras y Guatemala y de la falta de puntería de El Salvador. Pero no es cuestión de subestimar sus logros, sino de interpretarlos. Mientras que en algunos países las mejoras son evidentes, en otros dan señales contradictorias como para hablar de la región en conjunto. Una clave, eso sí, es el rodaje de jugadores que juegan en el exterior.
Comparar entre sí a las cuatro selecciones del Caribe no tiene mucho sentido porque en muchos casos son realidades diferentes. Es cierto que Jamaica y Trinidad tienen más puntos en común, pero Haití es otra cosa, y Cuba ni se diga.

Ligas débiles

A nivel ligas, la única con algo de nivel es la de Trinidad y Tobago (llamada TT Pro League), creada por Jack Warner en 1999 -dueño del club Joe Public- y con cierto nivel de profesionalismo. De hecho, es un imán para jugadores caribeños de otras nacionalidades como los de la propia Jamaica, Guyana, Santa Lucía, Granada y St Kitts & Nevis. En cambio, la Premier League de Jamaica está bastante por debajo y la mayoría de sus mejores jugadores encuentran su oportunidad afuera, ya sea en Inglaterra (al ser miembros del Commonwealth son acogidos en cualquiera de las divisiones sin necesidad de obtener permiso de trabajo), Estados Unidos o cualquier lugar de Centroamérica. “Aquí no hay inversión, a los extranjeros no les pagan más de 1.500 dólares y a los nacionales menos”, comentaba uno de los jugadores del Montego Bay United, campeón jamaiquino.

Peor aún es el panorama de las ligas de Haití y Cuba, cuyos campeones ni siquiera participan en la CONCACAF Liga de Campeones. En Haití, el país más pobre de América y además azotado por un devastador terremoto, se hace lo que se puede con la liga local, que obviamente es semiprofesional. A la Selección no le afecta tanto, ya que de los 23 de la Copa Oro solo uno, Jaafson Orgine (tercer portero) milita en un club haitiano, el Don Bosco.

Cuba, que solo tiene jugadores de la liga local, es un milagro. Primero porque la liga no es demasiado competitiva, y luego porque año a año, competición a competición, se desangra con jugadores que abandonan el equipo para desertar del país. Se juega tres veces en el año y sus jugadores ganan entre 10 y 20 dólares por partido. A nivel juvenil, en general no trabajan mal, y algunos de estos jugadores actuales como Maikel Reyes -autor de gol a Guatemala-, Arturo Diz y Daniel Luis son parte de la generación que clasificó al Mundial Sub20 de Turquía en 2013. Sin embargo, Cuba es la única selección de las 8 que siguen en Copa Oro que ya está eliminada del Mundial de Rusia 2018.

Jamaica y el resto

A nivel selecciones, Jamaica está un escalón por encima. Es el campeón del Caribe, viene de jugar la Copa América, tiene dos jugadores en la Premier League como Adrian Mariappa (Crystal Palace) y Wes Morgan (Leicester) y gente con mucho rodaje en la MLS . Solo dos jugadores están en la liga local: Andre Clennon y Alan Ottey, sin minutos en la Copa Oro hasta aquí.

Tanto Trinidad y Tobago como Haití vienen de un golpe muy duro. A ambos se le acabó la Eliminatoria para Brasil 2014 muy rápido. Ni siquiera llegaron a fase de grupos previa al hexagonal, el primero eliminado por Guyana y el segundo por Antigua y Barbuda. Eso sí, ambos llevan tiempo trabajando en la reconstrucción de la mano de sus entrenadores. Por un lado Stepehn Hart (ex DT de Canadá) y por otro Marc Collat. Mientras que T&T tiene 9 jugadores de su propia liga, Haití solo uno, ya que el resto juegan principalmente en Francia, pero también en Polonia, Argentina, Rusia, Rumania, etc.

A falta de ligas fuertes locales, lo bueno es tener una buena base de legionarios jugando en un nivel superior. Eso aplica principalmente para Haití y Jamaica, y un poco también para Trinidad y Tobago. Sin meternos en terrenos dignos de Edinson Cavani, podría decirse que es una realidad parecida a la de algunas selecciones africanas como Costa de Marfil, Malí, Ghana y Nigeria, con ligas locales de bajo nivel, pero no les afecta porque tienen futbolistas desperdigados por toda Europa, la mayoría de los cuales jamás jugó para un club local. En ese roce internacional de los caribeños, sumado al podería físico del biotipo y la disciplina táctica, han hecho esta vez la diferencia.

A lo de Cuba, en cambio, es más difícil encontrarle una explicación que no sea una mezcla de milagro y divina providencia. Llegó sin seis jugadores por problemas de logística que quedaron varados en Antigua y Barbuda por culpa de los dirigentes, fue perdiendo gente en el camino por las deserciones… Y así y todo anotó un gol ante la aún más decepcionante Guatemala y suficiente para avanzar de fase en esta generosa Copa Oro.