Sumidos en la mediocridad

"Quien olvida su historia está condenado a repetirla". Jorge Santayana

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Foto Por René Quintanilla

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2015-07-19 4:52:00

Los ciclos de la Selección Nacional de fútbol no están marcados por las competencias en las que toma parte. Los ciclos los forman los entrenadores que dirigen a la Selecta. El ciclo de Albert Roca termina como muchos otros lo han hecho y por las mismas razones: falta de compromiso, profesionalidad y orden. Además de terminar en medio de un competencia.

No se van por los resultados, los entrenadores de la Selecta se van por cansancio, por agotamiento a un medio vulgar y mediocre. Este es el fútbol que tiene El Salvador. Seguramente no es el que merecen sus aficionados, pero es el que han construido una infinidad de personajes que siguen instalados en los puestos de influencia.

La realidad del fútbol nacional es la misma desde que el circo levantó su carpa hace muchos años. Desde el primer día. Sumidos en el caos organizativo y sin ambición de salir del mismo, el fútbol salvadoreño será prisionero de los eventos que el viernes sacudieron a este insípido proceso siempre y cuando se niegue a reconocer que urge un cambio o el deporte mismo corre peligro de quedar sumido en la apatía que embarga a la sociedad entera.

Albert Roca decidió no quedar en medio de la mediocridad que rodea al cargo y se fue cuando mejor imagen había dejado de equipo. Tres partidos de Copa Oro con El Salvador eliminado pero, distinto a lo esperado, compitiendo sin inhibición antes los tres equipos que enfrentó.

Cuestionable el compromiso de quien es responsable de una Selección Nacional y la abandona antes del comenzar otra etapa de eliminación mundialista. Pero Roca cuenta con muchos argumentos para al menos, hacer comprensible su decisión. Desde la FESFUT mostraron menos compromiso que el suyo para cumplir el contrato y condicionaron públicamente su continuidad.

Arrancaron la maquinaria mediática con el desgaste incesante y convirtieron otra vez al técnico en el responsable de todos los males del fútbol salvadoreño. Convirtieron el debate en uno de nacionalidades, no de capacidades. El razonamiento pasó por el costo no por el valor. No hablaron del fútbol, hablaron solo del resultado.

El fútbol salvadoreño no sale, ni saldrá del círculo vicioso en el que permanece hasta no reconocer quienes activan las dinámicas que impiden que el fútbol se mueva. Podríamos hablar de nombres, pero no hace falta. Los que opinan igual hoy como hace treinta años, critican a los mismos que hace treinta años residen en el mundillo del fútbol nacional.

No cambian los protagonistas, no cambian las formas y en consecuencia tampoco cambiarán los resultados. El fútbol nacional está condenado a repetir su historia siempre que no aprenda de su pasado. Roca se fue porque el fútbol nacional no huele bien. Hay muchos interesados en vivir entre lo podrido.