Si a los 12 años de edad alguien le hubiera dicho a Óscar René Ruiz que sería uno de los máximos ganadores a nivel individual y grupal del béisbol salvadoreño, seguramente no le hubiera creído. A esa edad, él pensaba en el fútbol nada más.
Sin embargo, el caprichoso destino lo puso en el camino de una pelota bateada de foul allá en el predio donde hoy se erige el Miniestadio de la colonia Zacamil, la tomó y la lanzó de tal forma que convenció al entrenador Carlos “el Tucán” Durán para invitarlo a entrenar. Ahí nació uno de los mejores bateadores que ha tenido la pelota salvadoreña.
Con la Liga de Béisbol Zacamil en ciernes, “la Pipa” llegó a los entrenamientos y comenzó en el jardín central en el Confitería Americana. Pasó tres años entre el equipo dulcero y el Marte, hasta que Ricardo “Zurdo” Rosales se lo llevara para el Pícalas de la Liga Mayor.
Con apenas 15 años hizo su debut en el Nino Bengoa y comenzó a demostrar su excepcionalidad en el bateo y el fildeo. Ya jugaba la tercera base, y de ahí nadie lo desplazó en todos los equipos que formó y en la selección nacional. Ese mismo año pegó su primer jonrón en el parque de Pelota a Germán Núñez, y lo recuerda como si fue ayer “la Pipa”. Así como también guarda en sus recuerdos la cantidad de aficionados que llegaban a ver aquellos grandes juegos de la Liga Mayor de béisbol de aquella época.
Luego llegaron el Pícalas Pizarrines, el Electroconstructora, La Centroamericana, Buffalo, Autosal Mitsubishi, Hispanoamérica, Klerat, Gramoxone, Didelco y Coca Cola, este último ya cuando estaba formada la actual Liga Mayor de Béisbol.
A lo largo de su carrera en el béisbol ganó más de 15 títulos nacionales.
Uno de ellos, con Autosal Mitsubishi, es especial porque lo logró con un equipo formado exclusivamente de peloteros de la colonia Zacamil, uno de los viveros del béisbol nacional.
Siguió con Hispanoamérica, Klerat, Gramoxone, Coca Cola, de la mano del gran Ciryl Errington.
En el béisbol nacional, a nivel individual, “la Pipa” ganó tres títulos de bateo, dos de carreras impulsadas y uno de jonrones, en aquella época donde los jonroneros eran capaces de “pasar” la bola arriba de las luces del parque de Pelota, Ruiz era uno de ellos.
Vestido de azul
Con selección nacional no fue la excepción. Óscar Ruiz también regó su calidad y potencia en el bateo en la región desde muy temprano. Ya en 1980, en un campeonato juvenil en Guatemala que El Salvador ganó medalla de oro, él fue elegido mejor tercera base del torneo.
Una década después se subió a lo más alto del podio, junto con sus compañeros, al conquistar la medalla de oro de los III Juegos Centroamericanos de Honduras 1990 y a nivel individual fue tercer lugar en bateo.
Cuatro años después, en los Juegos Centroamericanos San Salvador 1994, obtuvo la medalla de bronce.
Siguió jugando un par de años más hasta que se retiró no sin antes ganar un nuevo campeonato con la novena de Coca Cola.
Óscar “la Pipa” Ruiz, aquel niño que iba a jugar fútbol a “la polvosa” de la Zacamil, pero que el destino lo puso en el camino de una pelota de béisbol, en una zona que luego se erigiría en el mayor vivero de peloteros, múltiple ganador, aún ahora sigue creyendo loco al que le dice que es un referente de la pelota nacional.
¿Qué hace?
Óscar René “la Pipa” Ruiz no se fue del todo del béisbol, solo se tomó un descanso para volver, unos tantos años después de su retiro para jugar con el equipo de sus “buenos amigos”, el Barracuda de la Liga Diamante. Y no es de extrañarse que vaya en el primer lugar del torneo.
Así reparte su tiempo entre el béisbol, la pasión de toda su vida, la familia que formó con Cecilia Yanet Ramírez, de cuya unión nació Mario Roberto, quien ha seguido los pasos de su progenitor y juega en la Liga Desarrollo, y su trabajo en el Departamento de Transporte de Shopping Center, una tienda de ropa, calzado y otros productos importados de Estados Unidos.
Ahí se encarga del traslado de mercadería a las distintas tiendas de la cadena de almacenes. Antes, mientras jugaba en la Liga Mayor, también formó parte de la empresa Moore Comercial en el Departamento de Logística, hasta que esta cambió de administración y desde hace tres años labora en su trabajo actual. Hace algunos meses recibió el reconocimiento por los 25 años de la consecución de la medalla de oro en los Juegos de Honduras 1990, junto a los mismos compañeros que entre semana revive viejas y actuales glorias.