El valor de unos Juegos

Una reflexión sobre los recién terminados Juegos Panamericanos

descripción de la imagen
Foto Por edhdep

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2015-07-26 10:35:00

La campaña de concienciación ciudadana sobre las modificaciones a las rutas  y calles de la ciudad de Toronto creció en las semanas previas al arranque de los Juegos Panamericanos. El público escuchaba por las radios y la televisión sobre la aplicación del “carril Panamericano”. El carril por el que sólo pueden transitar vehículos autorizados por la organización de los Juegos. Así, aumentaba la preocupación de los ciudadanos de Toronto. El carril era una molestia más provocada por los costosos Juegos. El presupuesto de la organización se acercaba a dos mil millones de dólares y en Canadá recuerdan que el legado de sus grandes citas tienen mucho más que ver con las deudas que contraen, que con las experiencias vividas.

Montreal tardó casi tres décadas en liquidar los compromisos financieros de organizar los Olímpicos en 1976. En Vancouver tardaron cuatro años en vender los lujosos departamentos de la villa de atletas. Los ciudadanos de Toronto recordaron cada uno de los casos que han dejado una marca en la capacidad organizativa de los canadienses. Hace unas semanas, en Toronto creían que los Panamericanos serían otro ejemplo negativo. Ahora que han cerrado los Juegos y que Canadá ha tenido una actuación histórica, terminando segundo del medallero general, en Toronto ya no piensan en el costo de organizar los Juegos, sí en la herencia que han dejado en las nuevas generaciones.

El escepticismo inicial de los ciudadanos fue apartándose cada vez que uno de los suyos subía al podio. Por primera vez desde 1967, Canadá desplazaba a Cuba de los primeros dos del medallero. Lo que en principio era preocupación por el incómodo evento que, presuntamente llevaría a monumentales atascos de tráfico, pasó a ser el entusiasmo de un evento deportivo de gran magnitud. Sin creer que los canadienses encontraron la perfección en la organización, el plan maestro que fue presentado para dos fallidas candidaturas olímpicas ha funcionado, al punto que Toronto puede creer que han sido sede de los mejores Juegos Panamericanos de la historia. Lo que antes era un gasto, ha pasado en un par de semanas a ser visto como una inversión. El deporte tiene esa capacidad de movilizar emociones.

Habrá que entender que la cultura del canadiense le permite ver en los Panamericanos una oportunidad para impulsar proyectos de crecimiento. Se agilizó la puesta en marcha de obras que no estaban supuestas a ser terminadas hasta diez años después. Toronto es una ciudad aún más grande y distinta gracias a los Panamericanos. El éxito de los Juegos ha hecho que las discusiones cambien. Las calles de Toronto sufrieron de los atascos de siempre. Un pequeño sacrificio a cambio de confirmar que el plan maestro que no pudo quedarse con unos Juegos Olímpicos, funciona. Después de la algarabía de las medallas canadienses, en esta ciudad no dudan en su capacidad para organizar grandes eventos. Ahora creen que el carril panamericano puede llevarlos a organizar unos Olímpicos.