El esfuerzo a veces trae recompensa. El extraordinario empeño de William Alfaro en el levantamiento de pesas tuvo su merecido premio: fueron dos medallas de plata y dos de oro en el final de una jornada cargada de emociones en los Juegos Mundiales de Olimpíadas Especiales.
El pesista de San Sebastián, municipio de San Vicente, llegó a Los Ángeles con expectativas de medallas. Y superó las propias previsiones. En sus terceros mundiales se colgó cuatro preseas que suman a las cuatro que ya tiene en su hogar salvadoreño: tres en Shanghai 2007 y una en Irlanda 2003, sus participaciones anteriores. ¿Dónde guardará tantas medallas?
Los oros llegaron en las especialidades de press banco y sumatoria (la categoría más importante). Las platas se las colgó por sentadilla y peso muerto. En síntesis, fue el más fuerte de su categoría, un verdadero titán de las pesas.
Felicitado por su entrenador y mentor, Joaquín Castro, y varios de sus compañeros, William pudo expresar su emoción: “Fue un esfuerzo grande pero me voy feliz por todas las medallas”
En Olimpíadas Especiales no hay registro de medallero general. La filosofía es “todos somos uno solo”. Por eso tampoco hay banderas ni himnos en las premiaciones. La idea es participar y que los atletas sean felices compitiendo. Como William, para quien la felicidad no se traduce en palabras pero sí en expresiones inigualables. Y también en alguna lágrima que se le cae cuando levanta los brazos allí, en lo más alto del podio.