“Se lo dedico primero a Dios; después a mi país y en tercer lugar a mi familia, amigos y las personas que vinieron a verme que viven en Los Ángeles”. Rafael Paredes hace un esfuerzo extraordinario para poder describir en palabras lo que acaba de lograr y se le humedecen los ojos. Una medalla de plata que vale más que el oro por varias razones: la exigencia de la competencia, los rivales y por lo que significa para este gladiador de la vida de 32 años que ya es medallista mundial.
El sol no da tregua en la pista central de atletismo de la Universidad USC. Y el salvadoreño Rafael Paredes parece una locomotora. Sus rivales, en su mayoría africanos y estadounidenses de mayor envergadura física pensaron dejarlo atrás rápidamente. Todo lo contrario. El salvadoreño se hizo grande en la más difícil y peleó palmo a palmo hasta los últimos metros por la medalla de oro. En las tribunas, tenía un incentivo extra: sus padres llegaron desde El Salvador para alentarlo y apoyarlo en la gran prueba atlética de su vida.
El atletismo forma parte de la vida de Rafa desde hace más de 15 años. Estudió en la Escuela Especial de Santa Tecla, allí comenzó a correr y esta fue su primera competencia internacional. Ya había estado en Costa Rica pero formando parte del equipo de fútbol unificado, su otra gran pasión. En el atletismo, donde se destaca con talento, también competirá en salto en largo.
Hace un esfuerzo por contenerlas, pero las lágrimas insisten en brotar por sus ojos. “Me siento orgulloso porque sudé la camiseta de El Salvador –dice recién terminada la premiación-. Esperaba llegar y lo hice. Esta medalla es para todo mi país”.
Otra buena jornada salvadoreña no terminó allí. El pesista José Lin Calderón sumó dos platas para su cosecha y la nadadora Pamela Barrera agregó otra medalla plateada, esta vez en 200 metros libres de la natación, que se suma a su oro en los 100. Karina Gómez sumó dos de bronce en bochas. Para confirmar que El Salvador sigue siendo protagonista de estos juegos que revolucionan Los Ángeles.