El Salvador es el nombre que más repite el maestro de ceremonias en la premiación de la gimnasia artística. Las chicas vuelven una y otra vez al podio ubicado en el corazón de la Universidad UCLA. Y el reconocimiento es general. La delegación nacional se llevó en total 15 medallas, un número inusual que infla el orgullo y supera las más optimistas expectativas. Ellas son cuatro reinas y lo viven a su modo…
…Ana Ayala no para de llorar. Desde que recibió su primera medalla, las lágrimas de felicidad ya no se contienen. Se llevó dos medallas de plata y una de bronce en una competencia de alta exigencia. Empezó en la gimnasia a los 5 años y hoy a sus 38 es una referencia de este deporte. Su dedicatoria es para “Miguelito (el hermano), Claudia (hermana), y mis papás (Ana y Miguel)”.
…Fátima Espinoza les da un abrazo del alma a su hermano José y su mamá Ana, quienes viajaron especialmente para verla competir en Los Ángeles. Ellos también la acompañan siempre desde Sonsonate hasta San Salvador para que se pueda entrenar con sus compañeras. Por eso Fátima le ofrece sus medallas, una de cada color: oro, plata y bronce…
…Claudia Martínez es una sonrisa caminando. Su expresión es tan marcada que las palabras sobran. Vino a triunfar y cumplió. Se lleva de Los Ángeles 2015 una cosecha fantástica: dos medallas de oro y tres de plata…
…Jennifer López cierra el equipo ganador. A los 23 años participó de su primer Mundial y brilló: ganó una de oro, una de plata y dos de bronce. “Se lo quiero dedicar a mi familia, mamá Mercy, papá Nelson y a mi hermano Jonathan”.
Quince medallas que dignifican su trabajo. Cada una de ellas tiene un valor especial.
Un trabajo arduo
No es fácil llegar a este nivel en la elite del mundo de la gimnasia artística. La entrenadora Violeta Domínguez así lo explica: “Este es un deporte en el que se debe tener muy buena condición física. Si las niñas no tienen fuerza, equilibrio y destreza no podrían competir aquí. Y eso se logra con mucho trabajo. Lo que han hecho es una proeza”, asegura la profe.
El apoyo de los padres también es fundamental en esta disciplina “Sin ellos no lo podríamos haber logrado. Es un triunfo de todos. Acá había rivales muy fuertes, competidores de Europa y Asia que entrenan duro para estos Mundiales”, cierra Violeta.
Ana, la mamá de Fátima, completa: “Yo estoy muy orgullosa de lo que hace mi hija. Estas medallas son una gran emoción”, explica mientras se regocija con las nuevas medallas de quien es “atleta líder” salvadoreña. Su orgullo de madre es hoy el de todo un país que aplaude a la distancia a las reinas del podio.