Uno lo ve en distintas selecciones y países a escala internacional: producen generaciones de futbolistas, les dan seguimiento a su crecimiento y continuidad a su desarrollo, y finalmente cosechan los frutos de un verdadero, real y trabajado proceso.
Proceso. Esa palabra que siempre aparece en el ambiente cuando se quita/pone a un técnico de selección.
Proceso. Un concepto que lleva implícita la paciencia, esa que nuestra dirigencia y afición tienen a cuentagotas.
Proceso. Veamos… ¿Recuerdan que en 2013 una selección salvadoreña participó por primera vez en una Copa del Mundo juvenil, en Turquía, a nivel sub-20? Bueno… ¿Cuántos de esos jóvenes están ahora en la sub-23 actual, en la preolímpica que busca el boleto hacia Río de Janeiro 2016? Respuesta: cinco. Solamente cinco de los 21 que tuvo “el Tuco” Alfaro en Turquía.
De ese grupo de mundialistas, solo quedan en selección preolímpica: Giovanni Zavaleta, Miguel Lemus, Jairo Henríquez, Roberto González y “Puma” Peña. Otros jugadores importantes en aquel grupo de 2013, como Olivier Ayala, Tomás Granitto, Marvin Baumgartner, René Gómez, Diego Coca o Rolando Morales, no entraron en los planes de Ramón Sánchez.
Proceso… ¿Será que al fin la Fesfut contrata a un DT que ayude a formar las bases de un proceso real de cambio en nuestro fútbol? ¿O volverán a pensar solamente en la Mayor, en lo urgente, en lugar de lo importante?