¿Qué pasó con Marvin López?

El levantador de pesas que llegó a ser segundo lugar en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, en el 2007

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Foto Por edhdep

Por César Najarro | Twitter: @Cjnajarro

2015-08-02 8:55:00

Lo suyo fue amor a primera vista. Así resume ese primer encuentro que tuviera Marvin López con el hierro allá por 1995, cuando se dio una vuelta por el INDES. 

Su hermano, quien practicaba tae kwon do, le comentó de la halterofilia, y Marvin, quien practicaba sobre todo el baloncesto, quedó flechado de entrada. Así, comenzó a entrenar de a poco. Al año, ya lo había agarrado muy en serio y para 1997 ya era titular de la Selección en los Juegos Centroamericanos de San Pedro Sula, su primera experiencia internacional, y en la que acabó en cuarto lugar. 

Para entonces, también estudiaba  el bachillerato en salud, que le requería mucho tiempo, tanto en la mañana, como por la tarde, y entrenaba por la noche, hasta que sufrió una lesión de meniscos, y luego un accidente durante un entreno en el que le cayó la barra en las piernas y se fracturó.

Después de casi año y medio de verse forzado a dejarlo para recuperarse del todo, comenzó a buscar marcas para volver a entrar a la selección en el año 2001. Lo consiguió y representó al país en el Panamericano de Santo Domingo, a donde quedó en cuarto lugar por diferencia de un punto.

Luego, participó en los Centroamericanos y Caribe de San Salvador 2002 a donde logró su primera medalla internacional en un evento multideportes, un bronce.

Para los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003, estaba seguro que iba por la plata, pero en el calentamiento, sufrió calambres y ya no pudo competir con normalidad, con lo que terminó en cuarto lugar. “Fue traumático, me costó un año recuperarme” del efecto sicológico de no haber logrado el objetivo, cuenta.

Para 2004, comenzó a buscar su clasificación para los Olímpicos de Atenas, pero no lo consiguió. Sin embargo, desde ahí comenzó una carrera en ascenso en la que dominó la región centroamericana en su peso, y ya comenzaba  a figurar a niveles más altos. 

Fue cuarto lugar en los C.A. y Caribe de Cartagena, y participaba en campeonatos mundiales, a donde logró ascender hasta la décimoquinta posición mundial en los 56 kilos.

Pero, sin duda, su mejor experiencia fue en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro. De nuevo iba con la presión de obtener medalla, pero tras la primera fase, de arrancada, iba cuarto. No es su fuerte, y luego, lo dejó todo en envión para lograr una histórica medalla de plata. “Fue algo muy especial, porque la medalla que había perdido en Santo Domingo (calambres) la pude recuperar en Río; estaba decidido a darlo todo, iba bien sicológica, física, técnica, mentalmente, bien preparado”, recuerda.

“Para entonces, hice 109 en arrancada y 138 de envión, aunque luego mejoré las marcas. Mi mejor es de 110 y de 143”, asegura. 

En el caso del total y de los 143, aún son récords nacionales, mientras que la de arrancada, “creo que Julio Salamanca la mejoró bastante. Pero las otras no, eso me alegra porque todavía estoy vivo, digo yo, jajaja”, bromea. 

Aunque siguió compitiendo, poco a poco se fue decepcionado de las condiciones deportivas del país, y de los cambios dentro del Instituto Nacional de los Deportes. Así, dejó de presentarse a la federación para el 2012, y pese a que se acercó en un par de ocasiones, no regresó.

¿Qué hace?

Para la temporada del 2012, ya con responsabilidades familiares, y como muchos otros atletas nacionales, Marvin tuvo que buscar trabajo. Estuvo parcialmente laborando con la federación mientras seguía como atleta, pero no le alcanzaba. 

Se decidió por el sueño norteamericano y se fue a probar suerte a Estados Unidos, pero “no fue muy bonita la aventura, me regresé, y pasé como unos cinco o seis meses sin trabajo”, recuerda.

Gracias a un amigo, el atleta consiguió una oportunidad como entrenador en el gimnasio Be Feet, a donde después de dos años continúa laborando.

“Mi hijo mayor estaba entrenando acá en Be Feet y un amigo, Emilio Arévalo, me echó la mano en la contratación y gracias a Dios pude quedar”, explica.

“Tengo ya dos años de estar aquí. Soy entrenador o instructor, les enseñamos a la gente con un objetivo de salud, de higiene, cómo hacer los ejercicios, los orientamos, también sobre la alimentación. Eso es en mi turno de ocho horas”.

Paralelamente, utiliza su  tiempo libre por las mañanas para ser entrenador personal: “entreno a gente que piden ayuda más personalizada para tener resultados más rápidamente. De 5 a 12 del mediodía, y de ahí estoy en mi turno normal, siempre en el gimnasio”. 

Al consultarle si estaría dispuesto a volver a enrolarse en el deporte de las pesas, explicó que “el año pasado fui como dos veces a saludar y a entrenos. Cuando empiezo a entrenar, sí me dan ganas de volver a la Selección, pero viendo cómo están las cosas en el INDES, es difícil tomar una decisión precipitada. Muchos atletas han desertado, no sé ahora cuál es el sistema de INDES, pero cuando llegó la ‘Chelona’ (Jorge Rodríguez), quitó mucho y desmejoró el deporte, y eso me desmotivó. Muchos se retiraron, o se fueron a Estados Unidos”, cuenta.