No se suele asociar al fútbol con lo intelectual y a muchos aficionados les costará creer que cuando no están en la cancha, sus astros dedican tiempo a los estudios. Siempre ha existido una línea, aunque delgada, entre lo académico y el balón, de manera que en esa actividad, podemos encontrar profesionales de diversas carreras universitarias.
Por eso es que cuando con escasos 12 años, Juan Carlos Gil llegó a las filas del ADET, no pensó vanamente en tener un sueldo elevado, ni en carros de lujo, quería tener un apoyo para estudiar la licenciatura en ciencias jurídicas. Se las arreglaba para estudiar y jugar en la academia que fundó un visionario como Héctor Palomo Sol y fue pasando por diversas etapas.Sus inicios fueron en el año 1989 en la infantil A de los venados en la FESFUT, así pasó por la juvenil B y la A.
Su alegría fue inmensa cuando lo promovieron a la reserva que alternaba con los pesos pesados del equipo, entre los que estaban los hermanos Martín y Francisco Contreras, René Valderrama Martínez, Juan Carlos Brujita Panameño. Corría el año 1996 cuando fue llamado a integrar el primer equipo y pudo debutar en la Liga Mayor ante el Once Lobos al que le ganaron 4 goles contra 2.
Fue un año determinante para Juan Carlos ya que después de graduarse de bachiller en el Instituto Miguel de Cervantes ingresó a la Universidad Tecnológica. Eran días de mucho sacrificio, llegaba corriendo a los entrenos, a veces desvelado y luego salía hacia sus clases; en las concentraciones no dejaba sus apuntes y siempre fue aventajado.
Del ADET pasó al Marte, luego al Alianza y tuvo un paso por la selección con Milovan Djorich. Jugó además en Segunda División y se sacó el gusto de retirarse en el Vendaval de su querida Apopa. Paralelamente se recibió como abogado. En la actualidad el licenciado Juan Carlos Gil atiende su despacho jurídico, por las tardes se viste de entrenador y prepara a los niños Sub 14 de la Escuela Americana.
Los domingos se solaza echándose sus mascones en la Liga Master con los venados del ADET, más que su equipo, es un sentimiento que tiene arraigado en el alma.