Chiqui” fue el sobrenombre de Wílbert Martínez, quien dentro de una cancha de fútbol se convirtió en “grande” para defender por la banda derecha los colores de ADET, Firpo, Nejapa y Alacranes del Norte, en la Primera División, con los últimos dos también en la “Liga de plata”.
Con la base que le inculcó su padre, Ernesto Martínez Flamenco, quien le dio su primera experiencia en este deporte en diferentes escuelas donde trabajaba. A la edad de 11 años integró la Academia del ADET, donde pasó por los diferentes procesos juveniles, hasta que se dio la oportunidad de debutar en la Liga Mayor, en 1998.
Durante sus 14 años de carrera profesional, destacó como lateral por derecha, pero confiesa que jugó en diferentes sectores de la cancha: “Irónicamente, por mi estatura (1.66 m) me inicié como defensa central. Pero varios entrenadores me fueron colocando en posiciones distintas. En todas me sentí cómodo porque nos inculcaron que jugar en una posición diferente era una oportunidad de aprender más”.
Con ADET estuvo desde 1998 hasta 2000, y fue parte del grupo que logró el subcampeonato del Clausura 2000, en aquella recordada “maratónica” serie de penales, donde terminaron cayendo con Firpo, adonde “Chiqui” llegó posteriormente y permaneció seis años y con quien también tuvo la oportunidad de jugar finales, aunque estas terminaron con segundos lugares.
Por esta razón, estos dos equipos es con los que más se siente identificado: “En ADET porque fue el equipo donde me formé. Sin ellos, creo que no hubiera cumplido mi sueño de jugar en Primera División. Obviamente también con Firpo porque con ellos viví la otra parte del sueño: jugar en un equipo grande y jugar finales, aunque de las tres que disputé no pudimos ganar ninguna”, recuerda, pero sin lamentarse.
A Nejapa llegó en 2007, convencido en el proyecto que ideó el exalcalde de ese municipio, René Canjura, desde la Segunda División. Con ese equipo logró el ascenso, para volver a la Primera y permanecer con ese grupo. Tres años después pasó a Chalatenango y terminó siendo Alacranes del Norte, con quien también sufrió la amargura del descenso, siendo este también su último equipo en la categoría profesional.
Se retiró del fútbol en 2012, por una lesión de rodilla: “Como ocurre en diferentes casos en el país, al no tener un contrato vigente con un equipo, todos los gastos corren por cuenta personal. Cuando me recuperé, en gran parte lo hice con la gente de FAS, de quienes estoy muy agradecido”, dijo.
También expresa: “La lesión me hizo dejar al fútbol, aunque no era la forma de cómo quería hacerlo: a través de una lesión. A veces uno lucha y trata de hacer del futuro algo diferente, pero Dios ya tiene planes para cada uno y ante eso no se puede hacer nada”.
Durante su experiencia como profesional, quedo la “espina” de que nunca llegó a la Selección nacional: “Desgraciadamente nunca tuve esa fortuna”. Sin embargo, queda el consuelo que durante su carrera siempre puso toda su entrega en la cancha, para figurar en el fútbol nacional.
¿Qué hace?
Tras su retiro y siempre en busca de mejores oportunidades, “Chiqui” Martínez encontró más opciones de vida. Así, en 2012, se le abrió la puerta en la educación por medio del deporte. El exjugador, quien en la actualidad tiene su título de entrenador clase “C”, comenzó a laborar en la Escuela Americana, donde es entrenador de fútbol.
“Estoy con ellos desde 2012 hasta el día de hoy. Prácticamente, en la Escuela Americana la rutina es normal, uno prepara el material de trabajo para los niños, la planificación que uno presenta antes de cada entrenamiento, cosas que uno como jugador no está pendiente”, resume.
En ese sentido, aclara que el jugador como tal no está consciente de “esa parte” tan importante, pero desde el lado de un DT “se comprende de otra manera” cuánto es clave la organización y el trabajo de un entrenamiento.
Martínez cuenta que tiene bajo su cargo a los niños de la categoría U-12, a quienes les enseña todo lo que el fútbol le dio en su carrera. Además, su tiempo es completo durante todo el día en cuanto a lo laboral. “Ahora, estoy administrando también el negocio de un amigo que son unas canchas artificiales llamadas EuroSoccer, en la Carretera de Oro. Paso todas las mañanas hasta el mediodía, luego regreso en la noche, hasta los fines de semana”, detalla.
Pese a no seguir de forma profesional, este exzaguero sigue jugando en la Liga Máster, con L.Á. Firpo, y comenta con alegría: “Nos está yendo bien, gracias a Dios”. Y entre sus planes y proyectos que tiene en mente, Wílbert espera seguirse “preparando como entrenador” y “espera tener la oportunidad de trabajar en la selección, pero con niños y jóvenes”.