Cuando Albert Roca presentó su intempestiva renuncia sin dar a conocer las razones el pasado 17 de julio, fue un golpe duro para una Selección que había empezado a encontrar juego e identidad. La salida del catalán, equivocada y sin pensar en las consecuencias, se dio en medio de las eliminatorias y con un año de trabajo detrás. Si se sintió presionado por el poco apoyo de los directivos y la famosa cláusula económica, debió denunciarlo como corresponde.
Pero pasada la renuncia y el daño a la Selecta ya consumado, ya nada peor podría pasar de cara a la tercera fase de eliminatorias Concacaf. Había que elegir un entrenador sin demoras para empezar a trabajar de inmediato; no había tiempo que perder, la próxima cita estaba a menos de dos meses. Pero… ¿nada peor podría pasar? Grave error. Ha sucedido algo peor para la Selecta: transcurrieron 31 días y ni noticias del nuevo entrenador. ¿Cómo se puede demorar tanto cuando Curazao será el rival en apenas 18 días y de esa serie depende el futuro de la Selecta en eliminatorias? Dicho sea de paso, el rival, ya armado, dio su lista de jugadores para enfrentar a la Azul hace cuatro días.
Nadie da la cara ni da las explicaciones necesarias. Y esta es una explicación que están obligados a dar los dirigentes. Ojo, no a los medios; a la afición les deben las razones de esta incomprensible demora.
Jorge Rajo, el presidente de la Fesfut evade una y otra vez el tema. Cada vez que se lo consulta desde EDH Deportes, su secretaria repite: “Está en reunión”. En Panamá deslizó al colega Christian Peñate que “no es tiempo de pensar en lo que viene”. Justamente es todo lo contrario: Hay que pensar y mucho en lo que viene.
Y si la idea era esperar el final del eliminatorio Sub-23 para oficializar a Ramón Sánchez fue una jugada de alto riesgo: estaba muy latente la posibilidad de una repesca Sub-23 (19 y 22 de agosto) que finalmente la jugarán Guatemala y Costa Rica.
Señores miembros del Comité Ejecutivo de la Fesfut: Primero fue la “sorpresa” por la salida de Roca: después fue la apertura a recibir currículums (idea poco feliz a un mes de la competencia), luego vinieron las vacaciones y el receso. ¿Y ahora? Ya no más excusas ni demoras, por favor. Faltan dieciocho días. Sí 18. Hoy, hasta los jugadores de la Azul se animan a quejarse públicamente por semejante retraso. Claro, no lo pueden creer.
Y lo peor de todo, señores miembros del Comité Ejecutivo de la Fesfut, transformaron una serie ganable ante Curucao en una verdadera incógnita.