Jorge Rodríguez sabía que no era su momento para llegar a la Selección Mayor. Lo dijo públicamente hace varias semanas y lo repitió ante los medios el viernes, en conferencia de prensa. “No estaba en mis planes estar aquí”, expresó. “Para mí es una sorpresa”, agregó.
Y en Los Provocadores dijo más: “Yo no pensaba ser técnico de la selección, lo decidí ayer (jueves), dadas las circunstancias que está viviendo nuestro deporte. Al menos nosotros conocemos el medio. Lo más fácil era decir no, pero soy salvadoreño y quiero aportarle al fútbol”.Sí, Jorge, sos salvadoreño, defendiste la camiseta nacional y nadie discute tu amor al país. Ese no es el punto.
El punto es que habías construido la imagen de ser un entrenador serio, que siempre dijo las cosas como son, que fue honesto tanto en el éxito de tres títulos con Metapán como en las caídas en Concachampions. Y a ese DT honesto le creímos, todos, cuando en un balance de autocrítica lanzó ese “no es mi momento”.Pensamos: Rodríguez sí quiere dirigir a la Selección, pero “desde cero”, es decir, con la mesa limpia.
Quizá ya no pensando en Rusia 2018, sino en Qatar 2022.Pero, Jorge, ese no es el panorama actual, sino todo lo contrario: Tomas el cargo como “bombero” tras la salida de Roca el 17 de julio pasado; aceptas a sabiendas de que apenas tendrás un manojo de días para alistar el partido contra Curazao; accedes “aún con todo el desorden que tenemos”, lo dijiste así; te sumas a “apoyar a la Federación” a pesar de que sabes que se tardó mucho en esta elección, y que como DT te toca asumirlo. Jorge Rajo, presidente de la Fesfut, tiró esta perla en la conferencia: “el profesor ‘Zarco’ ha decidido aportar para tratar de sacar a este fútbol, que venimos en decadencia”. No, señores: si ante Curazao la Selecta cae, la responsabilidad será más de la Fesfut que del DT.