Construir de los escombros

Bayern Munich residió desde 1972 en el Estadio Olímpico de Munich. Construido en terrenos previamente ocupados por escombros de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial

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El centrocampista del Bayern de Munich, Xabi Alonso, durante el partido de ida de la semifinal de la Liga de Campeones.

/ Foto Por EFE

Por Fernando Palomo | Twitter: @Palomo_ESPN

2015-05-10 5:22:00

No es un acto en defensa de Pep Guardiola, es un llamado de atención para cada uno de aquellos que definen la actuación de un equipo de fútbol en función de un resultado. Que el Bayern llegue herido y con pocas posibilidades a la segunda semifinal de la UEFA Champions League, no es un fracaso ni coloca en una situación de crisis al club alemán.

Es la consecuencia de los esplendorosos tres minutos de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Bayern Munich cayó en en el primer partido por esas dos brillantes acciones finalizadas por Leo Messi. Se hundió la posibilidad en la eliminatoria porque es un equipo diseñado para jugar en el campo del contrario y por el “pecado” de querer seguir siendo lo mismo y no reinventarse para ser algo distinto. “No puedo entrenar como si fuese otro entrenador” le dice Guardiola a Martí Perarnau para el libro “Herr Pep”, el repaso de la primera temporada del técnico catalán en el Bayern.

Lo decía tras la eliminación de los bávaros en la UEFA Champions League pasada, también en semifinales. Que se diga que el Bayern ha fracasado, con la facilidad con la que se excluye de la oración la influencia de Leo Messi en el resultado en Barcelona, es cuando menos mal intencionado. Guardiola no llegó al Bayern a cambiarlo, llegó a que buscaran ganar con su idea.

Desde ese lugar el técnico les transmite el manual de estilo que propone para que los jugadores lo ejecuten. El entrenador persuade a sus dirigidos para que salgan al campo con la convicción de contar con un plan que logre vencer al rival. Pero el rival tiene a Messi.  

Un entrenador puede adaptar sus ideas a un nuevo entorno, pero puede ser muy difícil que un entrenador cambie sus ideas de acuerdo a los equipos que dirige. Al menos no lo haría un entrenador seguro de sus principios. Guardiola llegó al final a de la temporada con una lista de ausencias considerable, tras una temporada que comenzó con bajas sensibles para su funcionamiento.

No pudo, en toda la campaña, contar con su equipo ideal. Incluso antes de comenzar la temporada, le sacaron a Toni Kroos a quien consideraba fundamental para su idea. Con este contexto lleva a su equipo a ganar la Bundesliga, algo que en los cinco años antes de Guardiola había conseguido sólo en dos ocasiones.

Estar al borde de un milagro para entrar a la final de Berlín la ha provocado a Guardiola el oleaje crítico más fuerte de su carrera. Porque decir que su proceso ha fracasado le queda muy fácil a los críticos de su persona. Bayern tenía grandes objetivos para esta temporada. La pasada campaña fueron dos partidos ante el Real Madrid los que derrumbaron la posibilidad de un triplete. 

Hubo muchos factores en la temporada que han debilitado al Bayern al llegar al cierre de la misma. Les lesiones fundamentalmente. Si bien la responsabilidad del técnico es la de cuidar por el estado físico de sus jugadores, las lesiones estructurales y su recuperación se alejan de su control. Se complica cuando la lista de ausentes incluye al menos a tres titulares y cuando el rival tiene a Messi.

Lo dijo Mourinho esta semana: “Messi ha sido el rival más peligroso que he tenido”. No faltaban más de quince minutos para que el mundo de la crítica se volcara a favor de Guardiola por ese titánico empate sin goles conseguido en el campo del mejor Barcelona de la temporada y sin piezas tan importantes para su juego como Robben y Ribery.

Con su delantero a menos de una semana de haber sufrido una conmoción, una fractura de tabique y mandíbula. La crítica más fácil surge después del resultado. Cuando no basta ser testigo de lo sucedido para emitir un juicio tan contundente como la calificación de una temporada. No hace falta ver más que el resultado para decir “fracaso”. 

Seguramente que el Bayern de Guardiola no ha llegado al máximo de sus objetivos. Ser campeón de Europa es una expectativa innata de un club de la grandeza del equipo alemán pero no pueden ganar siempre, ni todas las temporadas. Va para todos los equipos. Pero lo alemanes en su cultura adoptan los resultados negativos como parte de su desarrollo. Son un cimientos para continuar el crecimiento.

Del resultado del Bayern en Barcelona no han quedado escombros, se han recogido las piedras para que continúe la construcción. Es la interpretación del resultado lo que hace la diferencia. No han fracasado, perdieron porque algún día volverán a ganar.