Juventud Independiente fue el otro lado de la moneda. El plantel estaba destrozado. La eliminación por cuarta ocasión en una semifinal los deja en la orilla y vuelven a ser el equipo del “casi, casi”.
El técnico Juan Ramón Sánchez aceptó la responsabilidad, pero dijo que no agacha la cabeza.
“Esto ya terminó, no queda más que levantar la cabeza, esto no interrumpirá lo que hemos hecho ni empañará lo hecho por 18 años, aunque me habría gustado que la gente experimentara el estar en una final, no lo conseguimos, pero me responsabilizo porque soy el capitán de este barco, pero tampoco agacho la cabeza”.
Sobre su futuro, dijo: “Me habría gustado despedirme diferente, porque la gente se acordará más de esto aunque saldrá más de algún aficionado que vendrá a cuestionarme. Lo de la Sub 23 es una oportunidad que se me está abriendo. Pongo en las manos de Dios lo que venga”.
Sus jugadores no ocultaron la tristeza de la derrota. Hérbert Sosa, quien terminó su préstamo en el equipo, señaló: “Hay quienes hablaban, colegas tuyos, gente que se llena la boca de estupideces que éramos equipo chico cuando es humilde. No voy a entrar en conflicto, tampoco estoy ardido por este juego porque es fútbol, pero la vida sigue. No tengo cabeza para pensar en mi futuro, hay mucho espacio para hablar de eso, estoy sin palabras”.
El volante Luis Perla, héroe en la ida de la semifinal, opinó: “No tengo palabras para expresar lo que sentimos ahora, no era un partido para perderlo, cometimos errores”.