Es cierto, no será una final de multitudes. Puede que no paralice al país. Quizás se le dará poca trascendencia. Y hasta algunos la tildarán de apática. Pero a no confundirse, será la final de los mejores, de los que hicieron las cosas bien en todo el torneo.
Y de los que apuestan por un proyecto serio y a largo plazo. Metapán y Santa Tecla disputarán el partido que todos los equipos quieren jugar. Solo ellos dos se lo merecen.
Mientras los equipos “grandes” se desgastan en internas estériles, rotan entrenadores como si fueran descartables, se agotan en peleas entre técnicos y jugadores, Metapán y Tecla, con menos recursos, aprovechan el vacío, trabajan en serio y se meten en la final. Premio a la coherencia.
Metapán y el Zarco buscarán el cuarto título consecutivo, algo inédito tanto para equipo como para entrenador. Santa Tecla, de la mano del Pichi Escudero, busca su propia historia con un título a apenas ocho años de su nacimiento como institución…
Más que quedarse en la anécdota de que el Cusca no estará a tope, mejor aprender de ellos y seguir su ejemplo. La coherencia suele dar alegrías…