El quijote santaneco languidece

Fidel Antonio Magaña se encuentra muy enfermo, es el momento de tenderle una mano solidaria

descripción de la imagen
Foto Por edhdep

Por Manuel Cañadas | Twitter: @memecanadas

2015-05-20 8:58:00

Lo trasladan en silla de ruedas, entiende poco, habla menos, pero conserva el gesto dulce y amistoso que siempre lo ha caracterizado. 
Vive sus días otoñales, gratificado con la ternura que le prodigan los suyos, quienes se turnan para cuidarlo. A estas alturas los costos emocionales son muchos, pero son más los económicos y las arcas de la casa se han gastado.

En Santa Ana y específicamente en la colonia IVU, vive Fidel Antonio Magaña patriarca de una familia honorable, cuya comprensión ha sido una constante, el respeto al prójimo un referente y la amistad uno de su más preciados valores.

Hasta hace unos años era un personaje animoso y entusiasta al que le gustaba recordar sus andanzas en las diversas facetas que asombrosamente albergó en su ser, desde atleta, dirigente, árbitro, profesor de educación física, entrenador hasta desembocar en su rol de periodista y escritor, cuando le diera por publicar su revista Vida y Deporte que salió a la luz más de medio siglo y que jalonó los mejores tiempos de los tigrillos del FAS.

Fue en julio de 1948 cuando le dio por editar el primer número de aquella publicación en la que se encargaba de todo, desde recopilar la información, escribir, editar, y luego llevarla a la imprenta para después distribuirla. 

En otras palabras le tocaba repicar y decir la misa, pero también pedir la limosna. Durante mucho tiempo Fantony, que era su seudónimo se la llevaba entre el quehacer peridístico, su trabajo de maestro de educación física así como de entrenador de fútbol. Los domingo se metía de lleno en el árbitraje impartiendo justicia en el rectángulo esmeralda, siendo contemporáneo del “Fakir” Ricardo Méndez, del “Hermano” Ramón Marmol Sagstume, su paisano Rito Martínez, Víctor Manuel “Chorizo” Guevara, Ramón Amitia. 

Luego fue uno de lo fundadores de la Asociación de Entrenadores de Fútbol de El Salvador, y en aquel lejano 1965 secundó la iniciativa de hombres como Hernán Carrasco, Conrado Miranda, Milo Guardado, Isaíaas Choto, Marcelo Estrada para colegiar a los mentores del fútbol. 

Desde aquella epoca colmada de multiples avatares corrió tanta agua bajo sus puentes y seguía siendo el mismo personaje amable y platicador con una profusión de sentencias proberviales de su propia cosecha, que además de enseñar, encantaban.

Pero a nadie que no lo conociera debería haberle extrañado tanta constancia y entrega porque se trataba de uno de esos hombres que siguen una misma línea de conducta durante su existencia, en las buenas y en las malas. 

Pero no todo fue color de rosa pues tambien supo de las injusticias y de la incomprensión que supo enfrentar con entereza sin descomponerse y así salió avante con la dignidad de un mástil, a pesar de las tormentas. 

Había llegado a ese estado de conciencia que logran los hombres justos, en que un abrazo les reconforta más que una cartera con billetes; una sonrisa les alegra el alma, un amigo ameniza sus vidas y si se tiene salud les basta y les sobra para comprender que son esencialmente afortunados. 
Esta es la diferencia que podemos encontrar en ellos, desde la primavera ilusionante de sus años más intensos, al otoño dorado donde se logra la paz y la mansedumbre que se ha buscado en los errantes pasos. 

Pero a Fantony un día le llegó la limitación, la pérdida del funcionamiento cognitivo: pensar, recordar y razonar, a tal grado que interfirió con sus actividades. Ahora los suyos deben entender que las cosas ya no son como antes, que aquel hombre tan dinámico se encuentra limitado y que le cuesta comunicar sus ideas y comprender las de los demás y que por sobre todo necesita atención profesional.

Este es el momento en que sus millares de exalumnos, aficionados y gente allegada puede tender su mano solidaria para ayudarle. Si cada quien diera un poquito podría ser de mucha ayuda, pues tal como dijera don Atahualpa Yupanqui : “la arena es un puñadito, pero hay montañas de arena”.