De Chile a St. Kitts

La Selecta demostró en Rancagua que ya adquirió oficio para jugar ante equipos muy superiores y no sufrir papelones. ¿Pero qué pasa ante los que en teoría son más débiles? 

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Con el director técnico de El Salvador, Albert Roca la selecta jugó 20 partidos; ganó 5, empató 4 y perdió 11. Todo un récord negativo.

/ Foto Por EFE

Por Por Claudio Martínez | @EDHdeportes

2015-06-06 9:12:00

Sin duda que el resultado, un digno 0-1 ante Chile, es lo mejor que se lleva la Selecta de su viaje a Rancagua. Este amistoso, a 6 días del debut en las Eliminatorias para Rusia 2018, entra en la línea de los otros cinco juegos contra rivales fuertes que esta selección de Albert Roca ha tenido en el último año. Repasemos: Costa de Marfil (1-2), España (0-2), Colombia (0-3), Ecuador (1-5), Argentina (0-2).

Puede que con algunos matices, pero la Selecta siempre se ha parado de la misma forma ante adversarios así: una línea de cinco para defender y otro bloque de tres o cuatro apenas un poco más adelantado. Se despoja del balón, cierra espacios con cierto orden, trata de asfixiar al rival esperándolo y aguanta como puede el vendaval. Luego, si puede, ve cómo hacer para llevar peligro al área rival. Generalmente ataca poco, de contraataque y casi siempre en inferioridad numérica, dependiendo del talento de Arturo Álvarez para algún chispazo de genialidad. Este equipo ya ha adquirido oficio para jugar así.

Esa fórmula, ya probada por Roca, alcanza para hacer un partido aceptable ante los fuertes, aunque no para ganar. Claro, al final del día termina imponiéndose la jerarquía individual o colectiva (a veces ambas) del adversario. Pero con algo de aplicación y sacrificio en las marcas, un portero atento y una pizca de fortuna “el resultado digno se saca”. De hecho, la única goleada en contra fue ante Ecuador, donde la ecuación no cambió mucho pero el portero Henry Hernández -de gran desempeño ante España- tuvo una noche fatal.

Eso sí, el esfuerzo y la cantidad de hombres que implica montar un sistema defensivo así limita mucho los movimientos de ataque, que acaban siendo esporádicos (los segundos tiempos contra Costa de Marfil y Chile) o nulos (contra España y Argentina). Consecuencia de ello, en esos 6 partidos de alto perfil en cuestión se convirtieron solo 2 goles, y ambos de penal.

El 0-1 en Rancagua ante Chile no está nada mal para la colección de amistosos ante selecciones de jugadores célebres si no fuera porque dentro de seis (6) días El Salvador tiene que afrontar su primer juego de Eliminatorias para el Mundial 2018 ante St. Kitts & Nevis. ¡Sólo seis días! Y la Selecta que, en vez de preparar ese juego que en el peor de los escenarios podría dejarla afuera del Mundial, juega ante un rival como Chile que lo obliga a jugar y a pararse como no lo hará ante los caribeños. Conclusión: se perdió el partido y se perdieron cuatro días de preparación.

Sé que probablemente Albert Roca, de haber podido elegir, habría preferido no viajar al frío invierno chileno ni jugar contra la selección de Jorge Sampaoli sino con otro rival. Pero el dinero -¿entre $40,000 y $60,000?- y la seducción que siempre provoca jugar contra una selección top como la chilena han alterado la preparación. Lo ideal, esta vez, era jugar contra un equipo del Caribe. Sí, Dominicana, Antigua y Barbuda o Bermuda, donde El Salvador habría podido ensayar un parado similar al que tendrá ante St. Kitts & Nevis. Es decir, con un sistema defensivo menos numeroso, con más posesión de pelota, con actitud más ofensiva y, quizás, con una barrera de hombres rivales que le cierren los caminos. Exactamente lo opuesto que protagonizó en Chile.

No hay nada que provoque más ilusión que ver jugar a la Selecta con rivales poderosos. Derby Carrillo recordará por siempre sus tapadas a Di María, así como Henry Hernández las que le hizo a Diego Costa y el Motor Contreras a Alexis Sánchez. Eso alimenta el autoestima. Pero hay momentos y momentos. Ninguno de los juegos amistosos anteriores interfirieron procesos preparatorios de juegos oficiales. Por eso jamás me quejé de ninguno de ellos, al contrario. El caso de Chile es diferente. ¿Y si hubiéramos jugado contra Dominicana no se habrían quejado igual? Sí, claro, siempre habrá alguien que se queje, pero bastará una explicación razonable de la Fesfut para dejar claro por qué conviene jugar con determinado tipo de rivales. Hay momentos para enfrentar a adversarios muy fuertes y otros para débiles. Ningún atleta que se prepara para una carrera de 10km decide, seis días antes, aceptar una invitación y viajar a Nueva York para correr los 42km de su maratón por más seductor que pueda ser, porque al final le terminará pasando factura.

  

A esta Selección ya la hemos visto muchas veces haciendo gala de su orden defensivo cuando tiene un rival superior que toma la iniciativa. Lo que nos falta ver es una Selecta que se desenvuelva bien cuando cargue el papel de favorito y asuma un rol ofensivo, como suponemos que sucederá en la serie ante St Kitts & Nevis. En esos casos, como ante Dominicana (2-0), Belice (2-0) y Nicaragua (2-0) se ganó pero dejando muchas dudas. Peor fue ante Honduras (0-2) en Washington, cuando con un hombre de más y la tenencia del balón costó generar jugadas elaboradas de peligro. No en vano la Selecta lleva 370 minutos sin convertir un gol, una cifra que preocupa.

Después del partido ante Guatemala (0-0), uno de los peores juegos de la era Roca, Darwin Cerén atribuyó el mal partido de El Salvador a que “no cambiamos el chip y seguimos jugando como el Mister nos había pedido que lo hiciéramos contra Argentina”. El juego ante Argentina había sido cuatro días antes, pero a los jugadores les costaba cambiar el chip, quitarse el del equipo de repliegue y ponerse el del equipo que propone fútbol. Esa vez no pasó nada, porque en definitiva ambos eran amistosos. Ahora, ante St. Kitts & Nevis, no. Es un juego oficial, con el premio final de un boleto al Mundial 2018. Probablemente la Selecta gane igual, aún sin haber preparado el juego como correspondía, pero nunca es bueno subestimar a un rival, por más que sea una isla del Caribe imposible de ubicar en el mapa. 

* Editor de Revistas EDH